jueves, 31 de mayo de 2012

Fingir


“Fingir” pretende ser una ironía sobre la propia acción de representar. Es la reconstrucción de diferentes espacios que no existen. No existe escenografía, es un espacio en blanco que va transformándose conforme las palabras cobran sentido.

Parece complicado, y lo es. La mentira, la realidad, lo verdadero, lo irreal, son algunos de los conceptos que más preocupan a los actores y directores de escena, y con razón. Colectivo 96º trata de que lo que sucede en el momento sea verdadero. Se pretende dejar en evidencia la convención de que el teatro es una mentira; hacerlo de un modo tan desnudo que no pueda quedar más claro que el teatro es “un lugar privilegiado en el que mentir es lo natural”.

“Fingir” parece celebrar el décimo aniversario de la compañía. Se trata de una compañía formada por dos actores, Lidia González Zoilo y David Franch, dos notables actores (quizá algo mejor la primera que el segundo, al menos en este montaje en el que el diálogo cobra bastante importancia) que hacen que no nos creamos absolutamente nada, sin ser esto algo peyorativo.

Ni siquiera una vez que hemos salido del patio de butacas, una vez que el público ha aplaudido (perdón, dos veces) y los actores no han salido a saludar por seguir con aquello de que la obra es una mentira, un ensayo, acabamos de creer que la pantalla que muestra a los intérpretes tatuándose figuras por el cuerpo sea algo real. Durante la función vemos que los actores muestran tatuajes, las mismas imágenes que luego vemos en pantalla, pero no hay quien nos demuestre que son ellos los mismos que están siendo tatuados en ese momento enmarcado.

Cuánta razón tiene Marcos Ordóñez sobre esta obra: “Alegría por contar, por interpretar. Alegría y vitalidad, a diferencia de esa presunta vanguardia teatral ceñuda, cuyos oficiantes se toman tan en serio a sí mismos y tan poco a su obra”. Por cierto, aprovechamos para recomendar su sobresaliente libro, “Telón de fondo”, a todos los interesados en el mundo del teatro. De lo mejor que hemos podido encontrar.

Es una obra con mucha vitalidad, en la que el público es parte esencial de la función, sin realmente serlo, así como los besos en escena y las luchas de cuerpo a cuerpo. Todo es fingido, y todo es real. Un fallo evidente quizá sea la escasa duración de la pieza, de apenas cuarenta y cinco minutos, para lo dinámica que es.

Por otra parte, también se trata de un montaje que puede resultar extraño e ininteligible al espectador de a pie, sobre todo a aquél no acostumbrado a ver teatro. Conforme más obras se van viendo, más sentido cobra ésta; más entiendes sus preocupaciones, sus críticas y sus demandas a la escena teatral actual.

Nota: 3.5/5
“Fingir”, de Colectivo 96º. Reparto: Lidia González Zoilo y David Franch. Dirección: Colectivo 96º. Duración: 50 minutos.
Teatro Gayarre, 29 de mayo de 2012.

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