sábado, 28 de junio de 2014

Constelaciones


Hay montajes a los que resulta complicado encontrar algún "pero". En ocasiones uno se topa con la suma casi perfecta de los factores que intervienen. Casi perfecta porque finalmente siempre existe algún recoveco que subjetivamente podría mejorarse, aunque todo es sencillo de criticar habiendo cierta predisposición a ello.

"Constelaciones" cuenta la historia de amor entre una matemática y un apicultor, salpicando sólo unos breves momentos de su relación, y muestra cómo, alterando cualquier factor, las posibilidades de que la historia cambie son infinitas.

Bajo la firme batuta del también actor Fernando Soto y la inteligente coreografía a cargo de Antonio Gil, aparecen en un cuadrilátero dos excelentes actores, Inma Cuevas y Fran Calvo. Sin el buen hacer de estas cuatro personas, probablemente esta obra no habría tenido mayor repercusión. Y es que no sólo se precisa de un buen texto para que un espectáculo brille, sino de que el punto de vista de todos los implicados converja en un punto determinado.

"Constelaciones" es un montaje sencillamente magistral, un mecanismo más complicado que el de un reloj, y una verdadera lección de cómo hacer teatro. Que un texto así de astuto fluya de manera tan natural, y que incluso con el complicado planteamiento del mismo sea capaz de emocionar más que una historia con un esquema al uso, es casi de genios.

Mucho puede hablarse, pero poco sin destripar el argumento y cómo se muestra. Lo único que terminaría por hacer de la obra algo redondo, y no deja de ser un punto de vista, es tener algo más de trama, si bien la intención consciente del autor es adentrar al espectador en el abanico inmenso de posibilidades que ofrecen unos pocos momentos puntuales en la vida de una pareja.

Las interpretaciones son prodigiosas. La pareja protagonista tiene una química tal que les permite adaptarse a cualquier tipo de reacción del otro sea cual sea el giro de ese momento en la obra, y esto no es fácil. En este montaje va todo tan rápido que, si no permanecen alerta, pueden echarlo todo por la borda al segundo, pero hay un bagaje muy grande detrás que no permite que el castillo se desmorone.

"Constelaciones" prorrogó en la Kubik Fabrik durante el mes de junio, y de momento no ha vuelto a programar mas funciones. Sin embargo, es un montaje que merece la pena, y al que ojalá le quede mucho por andar.

Valoración: 4,5/5
“Constelaciones”, de Nick Payne. Reparto: Inma Cuevas y Fran Calvo. Dirección: Fernando Soto. Duración: 75 minutos.

Kubik Fabrik, 14 de junio de 2014.

miércoles, 25 de junio de 2014

La bella de Amherst (Emily Dickinson)


Encara su última semana una de las obras más bellas del cartel teatral madrileño. Se trata del monólogo “La bella de Amherst”, que puede verse en la Sala Guindalera. Con trabajo, dedicación y sensibilidad infinitas, apoyados por pequeñas aportaciones del público (denominados “micromecenas”), la sala ha conseguido levantar un montaje que hizo conseguir a su actriz original, Julie Harris, el premio Tony a la mejor actriz en 1976.

Escrita por William Luce y tremendamente bien dirigida por Juan Pastor, “La bella de Amherst” narra en primera persona la historia de la famosa poetisa Emily Dickinson entre 1830 y 1886. Es ella quien narra su visión y los acontecimientos que considera importantes, no aquellos que más se recuerdan, y los enlaza con poemas, cartas y demás escritos que ayudan a perfilar a las personas con las que compartió su vida.

Quizá intencionadamente, quizá no, Luce consiguió con este texto algo parecido a lo que sucedía con la Helena de Troya en “Juicio a una zorra”, de Miguel del Arco: redimir de prejuicios establecidos a personajes ilustres que no han recibido muy buen trato en el pasado. No ha sido nunca fácil comprender qué poblaba la mente de Emily Dickinson al escribir unos poemas tan obtusos y a la vez tan bellos, ni cómo podía adorar la naturaleza y a la vez permanecer encerrada en su habitación durante años. De hecho, sólo unos pocos poemas vieron la luz mientras vivió, y siempre bajo seudónimo. El montaje ayuda a entender a Emily y sus decisiones, y a que el espectador valore la importancia de un personaje tan ilustre y adelantado a su tiempo y lo respete, tanto si finalmente se encuentra o no de acuerdo con él.

María Pastor mete a Emily en su piel y vuelve a sumar otro rico personaje a su trayectoria. Pasa por un innumerable e hipnótico abanico de emociones, y es incansable en escena, llenando el escenario tanto como si fuera una obra coral. No da un respiro al espectador, que se levanta de la butaca rejuvenecido, más inteligente, sensible y con un apetito voraz de teatro y poesía. No está de más repetir que es una de las mejores intérpretes teatrales que tenemos actualmente.

Se trata de un montaje necesario, de visionado obligado para todo amante del arte y del propio día a día. Además, desde la ya preciosa primera función previa, que tuvimos el lujo de presenciar antes del estreno, hasta la actualidad, ha evolucionado muchísimo, llegando a un punto mucho más cercano y accesible, sin necesidad de haber hecho más comercial el producto.

Por último, es imprescindible volver a recordar que salas como la Guindalera requieren de nuestra ayuda. Dada la preparación y excelencia con que presentan cada nuevo montaje y por el respeto y cariño con que tratan a los espectadores, no deberían estar experimentando tantas dificultades, principalmente porque su buen hacer nunca se ha caracterizado por un principio derrochador, sino de economía de medios.

Sólo restan cuatro funciones de esta joya, de jueves a domingo. Por favor, no se la pierdan y llenen la sala.

Valoración: 5/5
“La bella de Amherst”, de William Luce. Intérprete: María Pastor. Dirección: Juan Pastor. Duración: 90 minutos.
Sala Guindalera, 2 de mayo y 13 de junio de 2014.

miércoles, 18 de junio de 2014

Los Mácbez


"Los Mácbez" es una adaptación parte de Juan Cavestany del clásico de Shakespeare, que no puede contener mayor actualidad, trasladando la acción a Galicia. Dice Andrés Lima en el programa de mano que "es muy interesante que la Escocia medieval de Shakespeare encaje tan bien en la Galicia de la actualidad". Eso es cierto, de la misma manera que encaja a la perfección en cualquier otro ámbito. No deja de ser una elección, y no una consecuencia inevitable, como se nos intenta presentar.

El problema es que ni se reconoce Galicia ni es fácil rescatar del barullo de esta función el texto de Shakespeare. Traducir un par de párrafos al gallego y que algún actor (sólo los que sepan del reparto) ponga acento no es lo mismo que trasladar un texto a la sociedad gallega. Es inevitable la comparación con el excelente “MBIG” de la Pensión de las Pulgas, tremendamente superior y ejemplo de cómo se debe cocinar lentamente la adaptación de un clásico. Sigue en cartel y es muy recomendable.

Aquí se ve un conjunto muy vasto de ideas, pero poco filtrado. Todo resulta muy chocante, extremadamente visual y, aunque quizá no lo sean, muchas de las decisiones estéticas parecen caprichos del director sin mayor justificación. Tanta luz estroboscópica, disfraces, desnudos innecesarios y mil ocurrencias más consiguen que la atención se despegue de uno de los mejores textos que se han escrito y que el constante y perenne objetivo de Andrés Lima por ridiculizar a la clase política y hacerlo notar al público no le salga del todo bien. Las innecesarias manos con sangre utilizadas en la última escena son otro de los ejemplos de falta de sutilidad y poca confianza en la inteligencia del espectador.

En cuanto al reparto, Javier Gutiérrez se presenta bastante sobreactuado, y comienza su recorrido emocional demasiado acelerado. Conforme avanza la trama tiene que mostrar cierta progresión, lo que soluciona enguarrándose y escupiendo. Esto no consigue sumar fuerza a un personaje, sino que por el contrario elimina todo atisbo de credibilidad y distrae. Por el contrario, Carmen Machi tiene ya de por sí una presencia arrebatadora, y con un leve movimiento llena el escenario mucho más que Gutiérrez corriendo de aquí para allá. Cierto que por el recorrido de los personajes, esta elección resulta acertada, pero es preciso no olvidar que también en teatro a veces menos es más. Aun así, Machi ha de tirar de recursos, no poca inteligencia escénica y saber hacer para levantar su complicado papel entre tanto artificio. El resto de actores cumple bastante bien con el difícil objetivo de construir un mínimo de dos, máximo de cinco personajes por persona, cada cual con su caracterización y cambio de vestuario.

La escenografía es muy atractiva, un cubo blanco cuyo significado puede interpretarse de mil formas y que encaja a la perfección en el montaje. Aun así, podría haberse aprovechado mucho más, y por desgracia la mayor parte de las veces solo se pisa para acceder a la puerta de salida del escenario mientras que la acción sucede en la corbata.

El espectáculo se sostiene por la maquinaria perfecta que es el texto de Shakespeare, y no por una serie de desafortunados condimentos que únicamente incomodan al espectador, sin mostrar justificación. El problema de "Los Mácbez" es la falta de mensaje claro, el desvirtuamiento de la historia provocado por semejante despliegue de recursos técnicos, cuando habría resultado mucho mas terrorífico un simple acercamiento del texto a la realidad de hoy en día aprovechando la complicidad con el público de sus dos actores protagonistas. Menos es más.

Valoración: 2,5/5
“Los Mácbez”, de William Shakespeare, versión de Juan Cavestany. Reparto: Javier Gutiérrez, Carmen Machi, Rebeca Montero, Chema Adeva, Jesús Barranco, Laura Galán, Rulo Pardo. Dirección: Andrés Lima. Duración: 120 minutos.

Teatro María Guerrero, 15 de junio de 2014.