“Fingir”
pretende ser una ironía sobre la propia acción de representar. Es la
reconstrucción de diferentes espacios que no existen. No existe escenografía,
es un espacio en blanco que va transformándose conforme las palabras cobran
sentido.
Parece
complicado, y lo es. La mentira, la realidad, lo verdadero, lo irreal, son
algunos de los conceptos que más preocupan a los actores y directores de escena,
y con razón. Colectivo 96º trata de que lo que sucede en el momento sea
verdadero. Se pretende dejar en evidencia la convención de que el teatro es una
mentira; hacerlo de un modo tan desnudo que no pueda quedar más claro que el
teatro es “un lugar privilegiado en el que mentir es lo natural”.
“Fingir”
parece celebrar el décimo aniversario de la compañía. Se trata de una compañía
formada por dos actores, Lidia González Zoilo y David Franch, dos notables
actores (quizá algo mejor la primera que el segundo, al menos en este montaje
en el que el diálogo cobra bastante importancia) que hacen que no nos creamos
absolutamente nada, sin ser esto algo peyorativo.
Ni
siquiera una vez que hemos salido del patio de butacas, una vez que el público
ha aplaudido (perdón, dos veces) y los actores no han salido a saludar por seguir
con aquello de que la obra es una mentira, un ensayo, acabamos de creer que la
pantalla que muestra a los intérpretes tatuándose figuras por el cuerpo sea
algo real. Durante la función vemos que los actores muestran tatuajes, las
mismas imágenes que luego vemos en pantalla, pero no hay quien nos demuestre
que son ellos los mismos que están siendo tatuados en ese momento enmarcado.
Cuánta
razón tiene Marcos Ordóñez sobre esta obra: “Alegría por contar, por
interpretar. Alegría y vitalidad, a diferencia de esa presunta vanguardia
teatral ceñuda, cuyos oficiantes se toman tan en serio a sí mismos y tan poco a
su obra”. Por cierto, aprovechamos para recomendar su sobresaliente libro, “Telón
de fondo”, a todos los interesados en el mundo del teatro. De lo mejor que
hemos podido encontrar.
Es
una obra con mucha vitalidad, en la que el público es parte esencial de la función,
sin realmente serlo, así como los besos en escena y las luchas de cuerpo a
cuerpo. Todo es fingido, y todo es real. Un fallo evidente quizá sea la escasa
duración de la pieza, de apenas cuarenta y cinco minutos, para lo dinámica que
es.
Por
otra parte, también se trata de un montaje que puede resultar extraño e
ininteligible al espectador de a pie, sobre todo a aquél no acostumbrado a ver
teatro. Conforme más obras se van viendo, más sentido cobra ésta; más entiendes
sus preocupaciones, sus críticas y sus demandas a la escena teatral actual.
Nota:
3.5/5
“Fingir”,
de Colectivo 96º. Reparto: Lidia González Zoilo y David Franch. Dirección:
Colectivo 96º. Duración: 50 minutos.
Teatro
Gayarre, 29 de mayo de 2012.