jueves, 31 de enero de 2013

Primer acto



Cuando la necesidad aprieta, se convierte en indispensable buscar nuevas formas de atraer al público. La imaginación, de pronto, comienza a trabajar y a crear nuevos formatos de entretenimiento que puedan atraer al público a los teatros. En el último año hemos podido ver varios monólogos musicales inspirados en aquéllos que tan a menudo llenan las butacas en Broadway o West End. Es el caso del premiado “Concha, yo lo que quiero es bailar”, de Concha Velasco (crítica en este blog) o de este “Primer acto”, de Juan Pablo di Pace.

Di Pace, intérprete argentino de musicales como “Fiebre del sábado noche” y “Más de cien mentiras”, ha compuesto, con ayuda de su hermana, una partitura amena, un texto divertido y esperanzador basado en su propia vida –corta, apenas pasa los treinta años- en el que cuenta con gracia sus peripecias y luchas varias hasta el momento.

Es una función que habla de superación, la ambición y los anhelos de un adolescente, todo bañado con una banda sonora muy acertada. Cuenta divertidas anécdotas como el videoclip que le dio de comer durante todo un año, su encuentro con Meryl Streep o su simpática relación con un disminuido al que tuvo que cuidar. El problema es que falla el concepto, principal razón por la que apenas acude gente a verlo.

Si bien es cierto que, como decíamos, es un espectáculo entretenido, le faltan varias cosas. En primer lugar, más historia. Se queda corto. El título, “Primer acto”, hace referencia a la posible futura presentación de un segundo, que lo complete. Sin embargo, difícilmente puedes atraer a los espectadores a un espectáculo que habla sobre tu propia vida cuando apenas has protagonizado dos musicales y un par de películas. Y es triste, porque di Pace vale, y mucho.

Las canciones interpretadas (algunas recortadas en exceso) están bien elegidas, en cuanto a que están muy poco escuchadas en nuestro país y se adaptan al espectáculo con facilidad. Temas de Sondheim (el rey de Broadway, aquí por desgracia prácticamente desconocido) como “Johanna”, “More” o “Being alive”, de otros musicales como “Immortality”, “Fever night”, “All I care about is love” o incluso el tango de Piazzolla “Siempre se vuelve a Buenos Aires”, acompañadas sólo por un piano, suenan en el show.

Di Pace llega al público e interpreta, baila y canta muy bien, aunque no sobraría algo más de improvisación por su parte. Se ciñe demasiado al guión, y si existe una función en la que pudiera desinhibirse y hacer más partícipe al espectador es ésta. Aun así, sigue tratándose de un montaje distinto, entretenido y que disfrutarán los amantes de musicales extranjeros.

Valoración: 3/5

“Primer acto”, de Juan Pablo y Victoria di Pace. Intérprete: Juan Pablo di Pace. Dirección: Victoria di Pace. Duración: 80 minutos.

Pequeño Teatro Compac Gran Vía, 29 de diciembre de 2012.
 

martes, 22 de enero de 2013

Burundanga


“Burundanga” es una comedia (más bien una sátira) sobre temas muy conflictivos, tocados desde un punto y un cuidado que a poca gente podrían llegar a molestar, a la vez que los disecciona desde varios prismas distintos. La farsa se utiliza para frivolizar sobre aspectos como las drogas, el aborto o el terrorismo, que sirven de línea argumental para levantar un espectáculo de texto ligero llegando al absurdo, pero exquisitamente escrito.

Berta, una ingenua joven, es convencida por su pija compañera de piso, Silvia, para drogar a su novio Manel con Burundanga (el suero de la verdad) y así conseguir cierta información sobre la disposición de éste a dar un salto más allá en su relación. Lo que ella desconoce es que la confesión de su chico irá bastante más allá de sus expectativas iniciales. No es de recibo desvelar más acerca de la sinopsis de un montaje que lleva dos años en cartel y que, seguro, seguirá otro tanto.

Que Jordi Galcerán -autor de recientes joyas como “El método Grönholm”, “Palabras encadenadas”, “Fuga” o “Carnaval- sea el artífice del texto, y que la dirección corra a cargo de Gabriel Olivares –“Venecia bajo la nieve”, una de las mejores comedias de la pasada temporada- es casi promesa de éxito y calidad.

El público interesado en  Galcerán sabe que cuando asiste a una comedia suya probablemente verá una función descacharrante, pero que irá sutilmente entrando, y sin ofender, mucho más allá de sus intenciones visibles. Y qué criticado ha sido por utilizar un tema tan peliagudo como ETA en este “Burundanga” por sus supuestos falta de tacto y, por favor, intención de desconcienciar al público ante un problema presente y todavía latente en muchos hogares. Lo que los espectadores necesitan, y más en tiempos como los que corren, es distracción, y si es ante problemas cotidianos de la vida, cuánto mejor. Ya se encargarán los telediarios de recordárnoslos diariamente.

En una escenografía muy cuidada (el piso donde habitan las dos compañeras), los actores se desparraman como peces en el agua con, se nota, un compañerismo aplastante. Enorme está Mar Abascal como la compañera pija, con una sobreactuación más que medida culpable de desatar las mayores carcajadas del personal, y dando fabulosamente el pie a una Mar del Hoyo quizá algo verde por su reciente incorporación al reparto, pero que en absoluto desentona con el resto. César Camino, rostro secundario televisivo, demuestra su buen hacer sobre las tablas, con una dicción estupenda y una agilidad tronchante en sus picos más altos de drogadicción. Antonio Hortelano, como el novio de Manel, también responde, aunque quizá resulte algo forzado en situaciones concretas; y por último el veterano Eloy Arenas, al cual da gusto ver rodeado de tanta gente joven, controlando la situación en el papel más serio de todos, pero perdiendo el sentido del ridículo que a tantos sobra.

Como consejo, y pega para algunos como los que llevábamos un horario ya calculado algo justo, el Lara debería tener en cuenta la duración de sus espectáculos y respetar los horarios para que no se agolpen los espectadores que salen con los que entran a la siguiente función. Suponemos que es cuestión de aprovechar los días al máximo (y las tres funciones fueron llenos), pero tampoco nos parece de recibo. Al margen de este dato, se trata de un espectáculo más que recomendable para pasar un rato muy agradable con garantía de calidad.

Valoración: 4/5
“Burundanga”, de Jordi Galcerán. Reparto: Mar del Hoyo, Mar Abascal, Antonio Hortelano, César Camino, Eloy Arenas. Dirección: Gabriel Olivares. Duración: 105 minutos.
Teatro Lara, 29 de diciembre de 2012.

sábado, 12 de enero de 2013

El diccionario



Sería conveniente, de vez en cuando y aunque no lo hagamos, pensar en quién es el autor o artífice de ciertas herramientas que nos facilitan la vida sin que nos demos cuenta. Seguro que gran parte de la juventud desconoce quién fue María Moliner, la autora del Diccionario de uso del español. Cómo algo que vemos tan obvio, tan innato en las personas pudo haber sido pulido por alguien tan, digamos sin que resulte peyorativo, corriente, resulta inaudito.

En un tiempo de represión política tan duro para las mujeres como fue la primera mitad del S.XX, María Moliner tuvo la gran suerte de estudiar y poder formarse en diversas materias que la llevarían a trabajar en muchas bibliotecas del país. Su trabajo allí, además de la observación del entorno que la rodeaba, hizo que se pusiera manos a la obra y comenzara la larguísima e inacabable elaboración de un diccionario que no estuviese marcado por el período político del momento, como sucedía. Además, propuso algunas mejoras a los ya existentes, rechazadas entonces y aceptadas tiempo después (ordenación de la letra LL en L, y de la CH en C, criterios no adoptados en la RAE hasta 1994).

Sin embargo, la mayor parte de su vida estuvo condicionada por el cuidado de sus hijos y su marido (enfermo y finalmente ciego), y durante casi sus últimos diez años sufrió una enfermedad degenerativa conocida como arterioesclerosis cerebral, que iría poco a poco eliminando toda su capacidad intelectual.

Dejando aparte biografías, parecía conveniente señalar brevemente la historia de esta mujer que nunca llegó a ocupar una butaca en la Real Academia Española.

El montaje en cuestión es “El diccionario”, de Manual Calzada Pérez, dirigido por José Carlos Plaza. Se trata de una obra interesante en cuanto a formato. En un principio parecería lo correcto que se nos presente en forma de biopic melodramático, evitando formas barrocas tan en disonancia con la personalidad de Moliner. Sin embargo, la función viaja y vuelve atrás en años y momentos esenciales en la vida de esta mujer, sin un orden aparente pero respetuoso; no choca.

Aunque en un principio podría parecer aburrido un espectáculo que habla de la vida de una mujer que pasó quince años definiendo y ordenando términos de nuestro idioma en miles de fichas, el autor consigue atraer la atención del público hacia la historia de una mujer que no quiso sino corregir aquello que, objetivamente, era incorrecto, para que la sociedad se organizara en un pueblo de seres pensantes, no de borricos.

Humor, drama, ternura e historia se unen en un bello espectáculo que no podría estar interpretado por una actriz cualquiera. Es la siempre excelente Vicky Peña la encargada de ofrecer al respetable una interpretación difícil de olvidar, sobrada de dicción, recursos y matices, con escenas que quitan el hipo. La consulta con el neurólogo en que empieza a tener alucinaciones, así como el discurso final (que nunca dio) en la RAE, agraciados por la calidez del Teatro de la Abadía, y quizá algo entorpecidos por una línea musical tétrica casi presente durante toda la función, son ciertamente hipnóticos. Nos encanta cómo va representando el deterioro mental con tanta maestría.

Helio Pedregal responde con sobresaliente también, a pesar de que el peso de la función recae en su totalidad sobre la actriz. Buena elección que el neurólogo casi se relama al ver frente a él la posibilidad de una nueva forma de delirio (no cree que la mujer esté escribiendo un diccionario, cuando va a visitarlo por primera vez). No sobraría una mayor relación de admiración posterior (que ya la hay) entre médico y paciente. Ayuda a entender, una vez descubre la verdad, lo mal tratada que fue la figura de María Moliner en su tiempo; otros, haciendo mucho menos, obtuvieron mucho más.

Lander Iglesias acierta al ofrecer lleno de humanidad al marido de Moliner, aunque quizá en puntos concretos pueda resultar algo forzado e histriónico (no en la tónica general). Entendemos a la perfección su situación y su irritación ante la absoluta entrega de su esposa a las fichas y las palabras, que no ayudarían en su vida matrimonial ni familiar.

Vestuario y escenografía son más que correctos y no hacen sino sumar puntos a un montaje del que, dicen, habrá gira. Todavía no hay fechas, pero si la información es cierta, es algo más que positivo. Se necesita, más ahora que nunca, teatro comprometido con nuestra historia como éste dando vueltas por el país.

Valoración: 4/5
“El diccionario”, de Manuel Calzada Pérez. Reparto: Vicky Peña, Helio Pedregal, Lander Iglesias. Dirección: José Carlos Plaza. Duración: 100 minutos.
Teatro de la Abadía, 30 de diciembre de 2012.