jueves, 10 de mayo de 2012

El círculo de tierra


¿Por qué nos sentimos identificados con un pedazo de tierra determinado? Quizá sea porque el agua nos sabe mejor o porque el aire nos parece más limpio o porque el paisaje nos resulta más familiar. Sea por lo que sea la balanza siempre se inclina del lado de la tierra. Pero, ¿a quién pertenece la tierra? Es el interesante punto de partida de la obra “El círculo de tierra”, así como del festival anual del Teatro Gayarre “Otras miradas, otras escenas”, que este año se presenta de lo más interesante.

Basada en la obra “El círculo de tiza caucasiano”, del célebre Bertold Brecht, cuenta la historia de una reina que olvida a su hijo recién nacido mientras intenta escapar, debido al trajín por una guerra recién estallada tras el asesinato del rey. La criada, augurando que la próxima víctima será el niño, lo oculta entre sus ropas y lo lleva consigo a las montañas, dándole cobijo y comida.

Pasado el tiempo, será la reina quien demande a su hijo de vuelta, y para ello se organizará un juicio con un juez de lo más original, quien propondrá la solución menos imaginada: dibujando un círculo con tierra en el suelo, y estando ambas madres agarrando al niño por un extremo, habrán de tirar de él para poder, o no, quedárselo.

Entendemos conforme transcurre la función el porqué del prólogo que se nos presenta. El niño simboliza un pueblo situado entre Vizcaya y Cantabria. Son unos los que lo habitan y trabajan, y otros quienes, argumentando razones históricas, lo demandan. Tras esa introducción, el narrador anuncia al público que la obra será presentada para aclarar el tema.

Brecht, quien nunca tuvo afiliación a ningún partido comunista (aunque sí fue enseñado en la escuela marxista por Korsch), demostró aquí la idea principal de ese movimiento. Quien trabaja la tierra será el dueño de la misma, por lo que son los trabajadores en unión quienes poseerán los bienes trabajados y los medios para ello, suprimiendo cualquier tipo de propiedad privada.

Los aspectos técnicos de la función se resuelven de manera notable, y más teniendo en cuenta que se trataba del estreno del montaje. Con un escenario completamente desnudo, algo curioso de ver para quien no esté familiarizado con los mismos sin decorar en absoluto, se sucede la función entera mediante el movimiento de unas placas metálicas, que simularán mesas, puentes, o tribunas.

Precisamente por tratarse del estreno, también a los actores se les notaban ciertos nervios y algún leve trabamiento en las declamaciones más complejas, además de algún accidente como el tropiezo entre bambalinas o la rotura del martillo, totalmente perdonables debido a que cada actor representa varios personajes. Por lo general, las interpretaciones fueron correctas, y seguro irán mejorando junto con la puesta en escena conforme pasen las representaciones. Esperamos que las haya.

Los cambios de escenas se realizan con rapidez y precisión, con acertada música de fondo de estilo folk. De hecho, el propio autor compuso varias piezas para ser interpretadas durante la obra, aunque seguramente no existen copias de las mismas y cada director suele apostar por distintas temáticas o estilos. El folk suele ser el más utilizado.

Si hubiera que criticar algo de la historia, sería la broma “demasiado fácil” y recurrente (llevamos dos obras consecutivas viéndola) de imitar al rey de España para simbolizar al rey del cuento en cuestión. Si no es para forzar la carcajada del público, no tiene sentido.

Como curiosidad para quien no se haya dado cuenta, la historia es la total contraposición a la historia bíblica del rey Salomón, que cuenta cómo es la madre biológica quien se niega en rotundo a que sacrifiquen a su hijo y quien por tanto lo obtiene al fin, a pesar de que quien haya estado cuidándole sea la “madre postiza”. Personalmente, vemos mucho más sentido a la historia que nos acontece.

Nota: 3/5
“El círculo de tierra”, adaptación de “El círculo de tiza caucasiano”, de Bertold Brecht, por Ion Iraizoz. Reparto: Leire Ruiz, Inés Bengoa, Eneko Otermin, Ramón Marco, Ion Iraizoz, Sergio de Andrés, Asun Abad. Dirección: Ion Iraizoz. Duración: 90 minutos.
Teatro Gayarre, 9 de mayo de 2012.

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