miércoles, 30 de abril de 2014

Tres árboles de piedra


¿Qué tienen en común Eva Braun, Eva Perón y la papisa Juana? ¿Qué cabría esperar de una reunión de estas tres damas históricas? Salvando la verosimilitud de que esto sucediese, no deja de ser curioso el planteamiento de un encuentro entre estos tres iconos. Es el punto de partida de la obra original de Ana Maestrojuán.

Se trata de una comedia ágil y divertida, que igualmente podría haber funcionado a escenario completo que como se presentó; para las dos funciones del día (estreno absoluto) se eligió disponer un escueto patio de butacas en el propio escenario, con tres filas de asientos a los lados y frente a la acción, que quedaba limitada a escasos metros cuadrados.

Sin embargo, se echa de menos salir del teatro con la sensación de haber presenciado algo más que simplemente una obra desde el escenario, y será lo que la mayor parte de los espectadores recuerden en unos meses. Material para generar discusión hay, y no faltaría interés por parte del público, por lo novedoso del debate en sí, y por el curioso punto de partida que supone que uno de los bandos lo forme Eva Braun, uno de los exponentes de nuestra historia casi nunca retratado, y otro la papisa Juana, cuya dudosa existencia ha terminado por convertirla en leyenda.

Incluso mediante el planteamiento de una situación tan improbable, la historia consigue resultar creíble a ratos, siempre bajo licencias explicativas que la autora se toma, con la excusa de situar una historia en el limbo, del que poco puede argumentarse y mucho inventarse. Allí plantea una serie de cuestiones sobre el significado de la vida y la muerte, y roza de soslayo muchos otros. Genera también, aunque sin entrar a fondo, un debate político entre las Evas que resulta harto interesante, si bien no hay profundidad, ni una línea de acción que dote al personaje de la papisa de algún significado más allá del papel conciliador, que pronto no da más de sí.

Como apunte, chirría bastante y no funciona la escatológica primera escena, que posiblemente consigue lo contrario de lo que se propone; al público inevitablemente le cuesta aún más entrar en la trama.

Buenas interpretaciones. Leire Ruiz compone a una Evita muy divertida, una pseudo-diva que se lleva de calle los momentos más divertidos; la Eva de Iratxe García Úriz está muy bien construida, y no tiene tarea fácil, por esa disposición de empatía negativa de partida hacia un personaje así; y Asun Abad está correcta, sin que pueda sacar mucho más de su descafeinado personaje.

Quizá una revisión del texto lo dotaría de bastante más calidad; la sensación es que el planteamiento es mucho más jugoso que el resultado final.

Valoración: 2,5/5
“Tres árboles de piedra”, de Ana Maestrojuán. Reparto: Leire Ruiz, Iratxe García Úriz, Asun Abad. Dirección: Ana Maestrojuán. Duración: 70 minutos.
Teatro Gayarre, 26 de abril de 2014.

jueves, 3 de abril de 2014

Una vida robada


Si existe un tema que ha alcanzado el auge y se ha expandido como la pólvora en España en los últimos años es el de los niños robados. Inmediatamente tras el pistoletazo de salida, autores, compositores y demás exponentes de nuestra cultura comenzaron a crear nuevas piezas acerca del bombazo en cuestión.

Claro ejemplo es la obra teatral “Una vida robada”, firmada por Antonio Muñoz de Mesa, uno de los autores más prolíficos de nuestra escena (además de director, cantante y actor). Actualmente tiene en cartel la excelente “La visita” en la Pensión de las Pulgas y gira con esta “vida robada” y con la también estupenda “Otro gran teatro del mundo” para los más pequeños. Además, prepara un nuevo musical infantil bilingüe basado en “Romeo y Julieta”, de Shakespeare.

Muñoz de Mesa, que tiene en su historial textos de tan distinta índole como la divertidísima “Torrijas de cerdo” o la intrigante “La visita” (aprovechamos para volver a recomendarla), sorprende con este descafeinado trabajo, por desgracia, por debajo de las expectativas creadas.

La obra es una sucesión de escenas cortas, algunas no muy necesarias, que van anticipando un final bastante esperable. Y es que aun siendo tarea complicada sólo con cuatro actores, se habría agradecido algo más de despiste. Otra salida podría haber sido la de perfilar mejor los personajes; las intenciones de todos se plantean de forma muy brusca y demasiado clara, y no se deja ningún trabajo de averiguación al espectador. Quizá sea ese uso de escenas cortas lo que no permite acelerar a la obra; justo cuando un diálogo está empezando a enganchar al público, termina, y lo desconecta de nuevo.

El reparto tampoco es que brille en ningún momento. Destacan los veteranos Asunción Balaguer, de incansable encanto, y Carlos Álvarez-Nóvoa, que aporta el toque cómico a la obra. Ellos dos se comen con patatas y sin esfuerzo a sus jóvenes partenaires, principalmente por cuestión de experiencia y de saber estar, no por papeles lucidos. Ruth Gabriel, aun teniendo el personaje que provoca el conflicto, pasa bastante desapercibida y en ocasiones ni se le entiende el texto. De Liberto Rabal sorprenden para bien sus momentos calmados y su claridad de voz, pero en cuanto la tensión crece un mínimo, también la falta de control.

Otro evidente punto en contra es la innecesaria presencia del personaje de Balaguer. Si bien el espectador está deseoso de que aparezca en escena (pocas actrices hay más queridas que ella), no termina de entenderse qué hace una anciana de su edad cuidando al enfermo doctor tantos años después de haberse jubilado ambos, y además bajo ese continuo maltrato psicológico. O se explica muy de soslayo, o es un dato que no queda claro.

A pesar de esto, se trata de un montaje entretenido, en ningún momento aburrido, pero que no contiene el punto distintivo que un tema tan sumamente trillado necesita para desmarcarse, en primer lugar por errores de texto, y en último por tema de dirección e interpretación.

Valoración: 2/5
“Una vida robada”, de Antonio Muñoz de Mesa. Reparto: Asunción Balaguer, Carlos Álvarez-Nóvoa, Ruth Gabriel, Liberto Rabal. Dirección: Julián Fuentes Reta, Antonio Muñoz de Mesa. Duración: 75 minutos.
Teatro Gayarre, 29 de marzo de 2014.