Aunque
con retraso debemos hablar de uno de los montajes estrella de la pasada
temporada. Se trata, nada menos, que de “Follies”, musical escrito por el
gigante Stephen Sondheim. Tuvimos la enorme suerte de poder asistir a su última
función en el emblemático Teatro Español de Madrid, coincidiendo con el también
último día de Mario Gas como director general de este espacio (además de serlo del
fabuloso montaje).
Conviene
detenernos en Gas, antes de comenzar a desgranar esta particular joya. Pocos
directores (quizá ninguno), de teatros públicos o privados y de escena han
hecho tanto por el mundo del espectáculo de este país como Mario Gas. En los
ocho años que ha estado al frente del Español no sólo ha creado una de las
mejores programaciones de toda la red de escena (objetivamente hablando), sino
que ha sido el precursor de la apertura de dos nuevas salas en el Matadero,
donde hay cabida para montajes de mayor envergadura. Sus propuestas, siempre
arriesgadas, prácticamente siempre acertadas, han demostrado que al frente de
instituciones públicas han de situarse personas sabias, con experiencia y ganas
de trabajar. Sólo queremos, desde este humilde espacio, agradecerle su labor
profesional tanto como se hizo en esa calurosa despedida que le regaló el
público de Madrid al terminar la función que nos trata.
“Follies”
habla de una reunión, que da lugar en un teatro ya ruinoso de Broadway visto
para su demolición al día siguiente, de un grupo de personas que trabajó en él
hace muchos años atrás. La historia se centra en dos parejas, Buddy y Sally, y
Benjamin y Phyllis. Ellas fueron chicas de variedades en ese teatro, y ellos
los galanes que iban a buscarlas a la salida. Ambas parejas se encuentran
completamente infelices con su matrimonio; Buddy, vendedor, tiene una amante;
Sally sigue enamorada de Benjamin tras todos estos años; éste se ha convertido
en un hombre absorbido por su propio éxito; y Phyllis se encuentra
emocionalmente abandonada.
Lleno
de canciones que ya se han convertido en clásicos dentro del género, “Follies”
no es un musical al uso, en el que los temas sirven para apoyar la escena de
turno, sino que las propias melodías suman acción al montaje y hacen que
continúe la historia. Otra de las diferencias recae en que el género del teatro
musical, con todos los respetos (somos muy asiduos a él), suele centrarse en
temáticas muy simples, y se sustentan principalmente por el acierto al escoger
la lista de canciones a interpretar. Prueba de ello son “Grease”, “Fiebre del
sábado noche”, “40”, etc., que sin mostrar historias de contenido que podamos
denominar “profundo”, tienen su público y un éxito abrumador.
“Follies”
es una historia sobre el amor, la decadencia, la vejez, la ilusión de un
recuerdo, la pérdida de la pasión, la erosión que produce el tiempo en las
relaciones, y muchos otros aspectos de los que se ríe y por los que sus
personajes sufren casi a gritos. Es Sondheim un gran observador y entendedor de
la personalidad y comportamiento humanos, lo que refleja a la perfección en sus
creaciones; puede que su visión sea peculiarmente oscura, pero nadie puede
afirmar que sea la incorrecta. Si a eso sumamos su habilidad para componer
música tan bella y compleja, está claro que hablamos de un espectáculo que
entretendrá hasta a quien no busque más que pasar un buen rato y no quiera
darle vueltas a temas más arduos (siendo esto igual de respetable, claro).
Un
enorme y excelente reparto de artistas, de larguísima trayectoria todos,
encandiló al personal desde el momento en el que comenzaron a desfilar las
“Beautiful girls”. Pep Molina (actualmente de gira con “Subprime”) construye un
notable Buddy, todavía enamorado de la infeliz Sally, soberbia Muntsa Rius, con
las mejores cualidades vocales del cuarteto protagonista. Vicky Peña (pronto en
“El diccionario”) crea una arrebatadora Phyllis, sabiendo sacar todo lo que el
personaje esconde, sin necesidad de poseer una memorable voz. Dejó claro que el
secreto está en ponerse al servicio del personaje; su rendición del clásico
“Could I leave you?” se nos quedará grabada por mucho tiempo. Aunque la
sorpresa vino de mano del excelente Carlos Hipólito (actualmente en “Sonrisas y
lágrimas”), un grato descubrimiento como cantante, nueva cualidad a la que
aplicó sus de sobra conocidas dicción y claridad. A destacar ese momento
bajando las escaleras casi al final, como cierre del medley “Loveland”; nunca
habíamos visto tanta galantería descendiendo tantísimos escalones sin siquiera
mirarlos.
Además,
una inmensa Massiel desgrana el mítico “I’m still here”, con una pasión
interpretativa casi descontrolada pocas veces vista, haciendo una clara alusión
a su propia vida. Deliciosos los 86 años de Asunción Balaguer (pronto en la
Pequeña del Español con un monólogo autobiográfico) en su “Broadway baby”, y
reseñables también las exponenciales Teresa Villacrosa y Carmen Conesa.
Las
dos parejas jóvenes también demuestran su buen hacer y el gran trabajo actoral
que supone el haber encontrado tantas similitudes con sus correspondientes
“mayores”, lo que deja entrever todo lo que puede conseguirse con un buen
director detrás que guíe con su batuta al cuerpo actoral. Perfecto, como
siempre, Ángel Ruiz.
El
no poco reparto restante está también a la altura de la ocasión, así como el
fabuloso cuerpo de baile, de una sincronización apabullante. La orquesta Manuel
Gas, por otra parte, dirigida por el maestro Pep Pladellorens, desgrana los
temas instrumentales (y el resto) con una precisión que supera con creces todas
las grabaciones de las que queramos empaparnos. La obertura es sencillamente
exquisita.
Por
último, la traducción de las letras, a cargo de Roser Batalla y Roger Peña,
está muy conseguida. Es toda una hazaña lograr convencer a fanáticos de las
versiones originales (nos incluimos) de que la pureza de las letras no decaerá
al realizar en ellas un trasvase de idiomas. A pesar de nuestro gran
escepticismo inicial, lo confesamos, quedamos extremadamente sorprendidos por
la calidad en este aspecto.
Esperamos
que, ya que su andadura no fue extremadamente larga a pesar de que tras un
parón regresara al Español y pudiéramos verlo en su segunda etapa, un nuevo
equipo vuelva a montar un “Follies” pronto y gire por España, para que todo el
mundo pueda disfrutar de la maravillosa música de Sondheim y el recorrido
emocional por el que hace transitar a sus personajes y al público.
Valoración:
5/5
“Follies”,
de Stephen Sodheim y Goldman. Reparto: Carlos Hipólito, Vicky Peña, Muntsa
Rius, Pep Molina, Asunción Balaguer, Massiel, Teresa Vallicrosa, Carmen Conesa,
Linda Miraval, Marta Capel, Diego Rodríguez, Julia Möller, Ángel Ruiz, Joana
Estebanell, Mamen García, Lorenzo Valverde, Josep Ruiz, Mario Gas, Nelson
Toledo, María Cirici, Marisa Gerardi, Antonio Villa, y ensemble. Dirección
musical: Pep Pladellorens. Dirección: Mario Gas. Duración: 165 minutos más
intermedio.
Teatro
Español, 21 de julio de 2012.