viernes, 16 de marzo de 2012

La isla de los esclavos (Quincena UNAV 2012)


 La tercera obra que pudimos ver de la Quincena de Teatro Universitario de la Universidad de Navarra en el Civivox de Iturrama el pasado 12 de marzo es “La isla de los esclavos”, de Pierre de Marivaux. Siendo la compañía más pequeña de la universidad, y con un reparto de sólo cinco actores, los Speculum Vitae levantaron el complicado texto. 

La isla que da nombre a la obra es un paradisíaco lugar donde, a diferencia del resto del mundo, los amos son esclavos y los esclavos son amos. Tras un terrible naufragio los desventurados Ifícrates y Eufrósine, junto a sus criados Arlequín y Cleantis, acaban en este lugar donde los sirvientes tendrán la oportunidad de mostrar a sus amos sus auténticos y horribles rostros. 

Desconocemos si el texto fue interpretado tal cual se escribió, si lo han resumido o si está alterado de algún modo, pero sea lo que sea, nos parece incompleto. Puede, si es el primer caso y lo más probable, que sea culpa del autor, que en menos de cincuenta minutos, despacha una historia que podría dar mucho de sí, pues su planteamiento es, cuanto menos, interesante. La posibilidad de que unos pobres y atormentados esclavos puedan tomar el mando y, por una vez, ser los que ordenen a placer a sus propios amos podría ofrecer simpáticas escenas que, por desgracia, no pudimos ver.

La obra parece una toma de contacto con la situación, un primer acto al que le falta su segundo y cierre. El esquema es el siguiente: según llegan a la isla, Trivelín (una especie de monarca del lugar) informa a los criados que ya no habrán de sufrir más vejaciones; acto seguido se dan las dos escenas de los criados echando en cara a sus amos lo mal que lo han pasado en sus vidas; todos llegan al común acuerdo de vivir en armonía e igualdad, y fin de la historia.

Entre despachar lo guardado durante años y ese mutuo acuerdo final deberían sucederse, o eso creemos y aconsejamos, graciosas situaciones que enfrenten a amos y criados. De esa forma, los primeros se podrían dar cuenta, de primera mano, de lo mal que lo han hecho pasar a sus sirvientes, y así la historia tendría un final lógico y más entendible para el público, no sólo basado en las palabras. Sería más visual. 

Es cierto que el hecho de que unos amos queden en ridículo es, para la época (no sabemos cuál, pero no importa demasiado), razón de peso para su pronto arrepentimiento, pero la comedia tiene otro objetivo, por muy didáctica que pretenda ser en su desenlace.

Hemos dicho que el texto es complicado debido a la cantidad de monólogos que encierra, y a la propia composición. Se nota que la traducción se hizo hace muchos años, y se hace uso de un español antiguo, lo que complica aún más la interpretación.

Por lo general, los actores estuvieron correctos, aunque alguno, como la criada Cleantis (que a su vez tenía probablemente la parte del texto más difícil) no terminaba de despegar. No resultaba natural, uno de los principales errores en la interpretación teatral. Ésta –la interpretación-, consiste en parecer natural cuando, ni mucho menos, se es. Existe un escondido camino que hay que transitar obligatoriamente para llevar a cabo con éxito esta “fingida naturalidad” y en esta ocasión, quizá por falta de tiempo y ensayos, no se logró recorrer.

Por otra parte, fue el papel de la dama Eufrósine, quizá el más secundario de todos, el mejor desempeñado según nuestro punto de vista. También, la interpretación del criado Arlequín se desenvolvió con soltura. Aunque algo desbaratada en ocasiones, es el papel más agradecido de la función, que relaja la lógica tensión acumulada (y ya desatada) entre criados y señores.

Hablamos, por tanto, de un montaje ameno aunque de texto “incompleto”, demasiado corto de metraje y que, con un poco más de preparación del texto y de las interpretaciones, habría resultado mucho más entretenido.


Nota: 1/5
"La isla de los esclavos", de Pierre de Marivaux. Reparto: Speculum Vitae. Dirección: Speculum Vitae. Duración: 50 minutos.
Civivox Iturrama, 12 de marzo de 2012.

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