lunes, 30 de abril de 2012

La ratonera


 Ocho personajes atrapados en la nieve en un recién abierto hotel en el campo inglés. Entre ellos, un asesino a punto de asesinar a su próxima víctima. Ambientación claustrofóbica, en los años 40, y lleno de personajes de clase media, ésos con los que tanto disfrutaba la maestra del suspense, Agatha Christie. Y parece que no sólo era ella quien pasaba buenos ratos con estos personajes, sino también el público, pues lleva la función tres temporadas consecutivas en Madrid.

Actualmente, se encuentra en el Reina Victoria, y en el West End londinense lleva ininterrumpidamente representándose desde hace la friolera de sesenta años (en abril de 2008 contaba más de 23.000 funciones). Allí, en Londres, ha sido ya interpretada por más de 400 actores, y uno de ellos, David Raven, supera las 4.600 funciones a sus espaldas).

La fórmula es exitosa de partida: el riquísimo texto, que no ha sido modificado en absoluto para las funciones madrileñas, sigue sin acartonarse debido a su vigencia; y el reparto, de primeras atractivo por los rostros televisivos que en él aparecen y con clásicos intérpretes de teatro como secundarios, atrae en masa a los espectadores.

Esta última razón, sin embargo, es la principal por la que, una vez comenzada la representación, decae estrepitosamente. La pareja protagonista, actualmente interpretada por Ana Turpin y José Troncoso, no muestra en absoluto la frescura esperada ni el enamoramiento que se debería esperar por su juventud (principalmente por culpa de él). Ella, algo más correcta en su personaje, tiene mayor problema con la proyección de voz.

Los secundarios, como cabía esperar, muestran las mejores interpretaciones. Álvaro Roig tiene el papel más reducido, aunque se desenvuelve con soltura; Guillermo Muñoz, Fermí Herrero y Arantxa de Juan (ésta última sólo aparece en el primer acto, y no saludó con el resto de actores al final de la obra, algo que, para nosotros, denota una clara falta de profesionalidad) cuentan con los papeles más exagerados de la función, y los momentos más graciosos, por tanto, también les pertenecen. Su histrionismo es premeditado y aciertan, pues es típico de los roles en la universal escritora.

Aroa Gimeno (“Amar en tiempos revueltos”) compone un personaje curioso. Tiene una forma de interpretar que te atrapa, hace que, inevitablemente, te quedes mirándola. Sin embargo, adopta una pose física que, aunque sería perfecta para otro tipo de obras, es demasiado “moderna y actual” para ésta, y más todavía según el enfoque general escogido. Por lo demás ofrece sin duda una de las mejores interpretaciones.

El batacazo soberano, en cuanto a lo actoral se refiere, lo firma sin duda Guillermo Ortega, el televisivo Paco de “Aquí no hay quien viva”. ¿Quién podría esperar ver al dueño de un videoclub como un jefe de policía de los años 40? Es exactamente el mismo papel nervioso e indeciso el que vemos, cuando debería mostrarnos todo lo contrario, según su personaje. Cuenta también con la peor voz de todo el reparto, y eso tampoco ayuda en absoluto a que resulte más creíble.

Quizá el principal error sea la seguridad con que los actores representan este espectáculo y lo aprendido que lo tienen. Hablamos de suspense, recordemos, por lo que tienen especial importancia los silencios (algo acertado en el reciente “Llama un inspector”, de Pou). En este caso, las contadas pausas parecen irreales, e imaginas a los actores pensando: “Uno, dos, tres… ¡ya!”. Se espera más sorpresa en sus interpretaciones, que mientan, que no se note que todos los días repiten sus papeles. Es una de las dificultades de ser un buen actor: ha de parecer que siempre es tu primera vez ante un texto, y no vomitarlo para irte cuanto antes a casa.

Por lo demás, la ambientación y decorados son espectaculares, así como el sonido de fondo, la caracterización de personajes y coreografías. De hecho, en ocasiones los actores forman bellas fotografías para el espectador, pues se distribuyen muy bien por todo el escenario.

Del archiconocido texto poco puede añadirse, salvo que todo el mundo debería disfrutar de él, como mínimo, una vez en la vida. Y si se es amante del teatro, cuantas más, mejor. De hecho, es el excelente texto, y los secundarios, lo que salva por los pelos esta función en concreto, que resulta sin embargo de lo más entretenida aunque no cuente, lástima, con la calidad que merece.

Nota: 2,5/5
“La ratonera”, de Agatha Christie. Reparto: Ana Turpin, Guillermo Ortega, Arantxa de Juan, Álvaro Roig, José Troncoso, Aroa Gimeno, Fermí Herrero, Guillermo Muñoz. Dirección: Víctor Conde. Duración: 120 minutos más intermedio.
Teatro Reina Victoria, 21 de abril de 2012.

No hay comentarios:

Publicar un comentario