martes, 3 de abril de 2012

El montaplatos


 Nada nos queda claro de la nueva propuesta del grupo Animalario, “El montaplatos”. Tuvimos oportunidad de verla el pasado sábado 31 de marzo en el Gayarre de Pamplona. La compañía ha presentado montajes muy variopintos, algunos muy bien considerados por crítica y público, y otros algo vapuleados por ambos agentes. De Animalario hemos podido ver la divertida “Alejandro y Ana”, disponible en YouTube, de la que hablaremos en unos días; “Argelino, servidor de dos amos”, bastante pesada y obtusa; “Urtain” (una verdadera joya con crítica en este blog); y este “montaplatos”.

En este caso hemos de decir que no nos convenció en absoluto la obra. De hecho, quizá sea lo peor que les hemos visto hacer, dentro de los cuatro montajes a los que hemos tenido acceso. Es una función sin una línea definida, prácticamente sin argumento y con un ritmo completamente inexistente. Las interpretaciones son muy buenas, hay que admitirlo, pero acaban resultando tremendamente monótonas, como toda la obra en sí. Quizá sea porque lo único mínimamente perfilado son los dos personajes.

Lo primero, hay que saber que el texto fue escrito por Harold Pinter, traducido por Alberto San Juan. La sinopsis es la siguiente: Dos asesinos a sueldo, Ben y Gus, esperan las indicaciones de su jefe en un cuarto casi sin comida y sin agua, en el que sólo hay un montaplatos, por el que les van llegando extraños y absurdos pedidos de comida.

La obra otorga muchas posibilidades, tanto visibles como metafóricas y simbólicas. Hay mil y una interpretaciones de la única escena que vemos. ¿Se aprovechan estas posibilidades? Muy poco. Podrían darse situaciones hilarantes con el montaplatos, y sólo consiguen arrancar alguna sonrisa y una leve risilla nerviosa por parte del público. También se podría encaminar el texto hacia el drama, otorgándonos escenas de mucha tensión entre los dos protagonistas. Nada de ello se consigue plenamente, todo queda en un fallido intento.

Si hay algo que entendimos es un intento de crítica al poder, algo que Animalario no se cansa de repetir. En todas sus obras queda patente esa crítica a un poder autoritario que no les permite desarrollarse o llegar más allá. Suponemos que puede entenderse al montaplatos como ese poder (o a quien maneja el montaplatos, más bien), y a los desgraciados Ben y Gus como a los que, sin otro remedio, deben acatar las órdenes.

Actoralmente, repetimos que la obra está bien interpretada. Sin ser en absoluto nuestros actores favoritos, ni mucho menos, Alberto San Juan y Guillermo Toledo desempeñan sus papeles eficazmente, siendo graciosos cuando hay que serlo (quizá ambos, sobre todo el segundo, se aprovecha de las risas para exagerar, indebidamente, ciertos pasajes) e impacientándose cuando deben.

Es, básicamente, una obra sobre la espera, pero lo que no puede perdonarse es alargar una obra durante noventa y cinco minutos, si no tienes ni casi texto ni nada que contar de otra forma más allá de la primera media hora. Imperdonables sobre todo los casi diez primeros minutos, totalmente en silencio, durmiendo encima de las camas… Desde el público no sabíamos qué hacer y, personalmente, sentíamos que se estaban riendo de nosotros de la forma más descarada.

Puede que sea el momento por parte de Animalario y su principal director, Andrés Lima, de buscar otro rumbo, intentar encontrar algo más que contar, y no sólo mostrar su enfurecida crítica a un supuesto poder autoritario. O sí, pero de forma más hilada. “Elling”, otra de las últimas creaciones de Lima, también mostraba en cierta medida una crítica hacia la sociedad, que trataba a sus dos desvalidos protagonistas de forma injusta. La diferencia es que ahí sí que había una historia muy bien contada que explicaba la situación, real o no.


Nota: 2/5
"El montaplatos", de Harold Pinter. Reparto: Guillermo Toledo y Alberto San Juan. Dirección: Andrés Lima. Duración: 95 minutos.
Teatro Gayarre, 31 de marzo de 2012.

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