Del
amor a la amistad sólo hay un divorcio. Es la frase que reza la última obra que
hemos podido ver en el Teatro Ideal de Calahorra hace un par de horas, “Ocasiones
especiales”. Escrita por Bernard Slade y dirigida y versionada por Juan Carlos
Rubio (autor de, entre otras, “100 m2”, actualmente en gira), se nos presenta
la historia de una pareja de divorciados cuyas vidas se ven forzadas a cruzarse
en las ocasiones especiales, como bodas, funerales, conciertos, etc.
Ella,
Lola, es una mujer inteligente pero de personalidad inestable, con tendencia a
la depresión y al alcoholismo; él, Víctor, es un escritor sin extremo talento,
cuyos mayores éxitos son sus experiencias amorosas post-divorcio.
Se
trata de una comedia ágil, simpática, muy amena para el público y con algunos puntos
ácidos que se agradecen. Sin embargo, no puede decirse que sea puramente una
comedia, ni un drama; tiene de ambos sin llegar a ser ninguno. No es una
característica obligatoria, está claro, pero sí se agradecerían un par de
puntos más traviesos a lo largo del espectáculo.
Está
interpretada por Kiti Mánver y Jorge Roelas, asiduos de nuestras tablas, y hemos
podido comprobar por qué. Ambos bordan sus papeles, y comprenden e interpretan
a la perfección los cambios bruscos que suscitan cambios de escenas que suponen
años. Poseen, además, una capacidad extraordinaria para pasar de la risa al
llanto (literal, se agradece también) en cuestión de segundos y muestran una
química que es verdadera tanto en la realidad como en la ficción.
Basta
una mesa como único decorado en el escenario para que simbolice un sofá, un ataúd
o el palco de un teatro, y es que en estos tiempos la necesidad aprieta, pero
no las ganas de sorprender al público. Así, sin una pizca de aliento y con
cambios de vestuario frenéticos (algunos incluso en el mismo escenario), ambos
actores han depositado sobre los espectadores un texto amplísimo, aunque no extremadamente
complicado, durante algo más de hora y media.
Por
ello, puede decirse que no ostenta mayor pretensión esta obra, ni hacer pensar
demasiado al público ni obligarle a sacar conclusiones filosóficas sobre la importancia
de la vida. Su intento es el de entretener a los espectadores mediante el uso
de algunos tópicos, pero que para nada resultan forzados ni incrustados en el
texto con calzador como en multitud de obras que suelen verse.
Como
aportación personal, nos sorprende ver cómo algunas de las producciones
avaladas por el Ministerio de Cultura tienden a presentar escenarios inmensos,
de cuidadísima, completísima y carísima escenografía, mientras que las
producciones privadas han de optar, no sin menor éxito, cada vez por menos decorado,
sin disminuir con ello en absoluto la calidad de sus montajes. Es algo
admirable, según nuestro punto de vista, y algo a tener en cuenta también por
las producciones públicas. No es obligatorio gastar todo lo que se nos da…
Otro
dato indignante es que en un teatro como el de Calahorra queden tantas butacas
libres para un montaje profesional, con una extensa gira a sus espaldas, y a un
precio tan reducido, cuando hartos estamos de oír a los ciudadanos quejarse por
no obtener, por fin, una “buena” programación. Para la gente puede que esto no
signifique nada, pero “Ocasiones especiales” es, por cierto, la ganadora del
premio de teatro Garnacha de este último año, y el público ha salido encantado.
Muy “mala” no será.
Si
alguien, improbable, lee esto y está interesado, el mes que viene (exactamente
el día 26 de mayo) se programa, también en el Ideal, “Un extraño encuentro”,
estupenda obra y también a bajo precio, interpretada por dos grandes como son
Fernando Conde y Juan Gea. Las entradas llevan toda la semana a la venta y sólo
se han vendido dos (las nuestras). Y como última aportación personal tras esta
obra, decir que si no somos los propios implicados en el mundo del teatro (se
supone, también, los amantes del mismo) los primeros que asistimos a los
montajes que se nos presentan… ¿quién lo hará?
Nota:
3/5
“Ocasiones especiales”, de Bernard Slade. Reparto: Kiti
Mánver y Jorge Roelas. Dirección: Juan Carlos Rubio. Duración: 95 minutos.
Teatro
Ideal, 28 de abril de 2012.
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