lunes, 14 de noviembre de 2011

Semianyki


“Semianyki o uno de los mejores espectáculos que nunca verás en un teatro” debería ser el título oficial de la función con la que lleva más de tres años girando la compañía Teatro Licedei de San Petersburgo, considerado como el primero y más importante dentro del clown ruso.

Pudimos disfrutarlos el pasado viernes 11 de noviembre en el Teatro Gayarre de Pamplona, y estamos seguros de que, a pesar de que no hemos leído todavía ninguna crónica, cosecharán excelentes comentarios de público y crítica.

Lo presentan como “locura poética, furia creativa, humor corrosivo...”, pero hemos de entender que la hora y cuarenta y cinco minutos de función se desarrollan sin diálogo, sin una sola palabra en boca de los actores, todos ellos pertenecientes a la escuela de clowns de San Petersburgo.

Licedei se formó en 1968 en Leningrado por Slava Polunin, quien fue su director durante 25 años, y durante los últimos diez años no han dejado de realizar giras por todos los países de la antigua Unión Soviética y por otros como Estados Unidos, Francia, Alemania, Inglaterra, Holanda, Suiza, Japón, Canadá o, como en este caso, España.

La obra, aparte de por “Semianyki”, también es conocida como “La familia: retrato afilado de una familia enloquecida”. Es una incesante lucha por el poder entre un padre alcohólico que amenaza constantemente con abandonar a su familia y una mujer a punto de dar a luz con cuatro niños locos a su alrededor, queriendo matar a sus padres por el simple hecho de existir, todo ello siempre desde la vis más cómica posible.

No hace falta en absoluto el lenguaje para entender a estos payasos, sublimes todos ellos. Es, bajo nuestra humilde opinión, el homenaje más bello dado al mundo de los payasos, tradicional y contemporáneo.

Estamos ante un trabajo novedoso donde puede destacarse la labor colectiva, su locura completamente controlada, de un tratamiento escénico y una eficacia de primer orden, y de un excelente uso de la técnica interpretativa, algo mucho más complicado de aplicar si cabe si tenemos en cuenta que son personas que no hablan nuestro idioma, y tampoco les hace falta, como queda bastante claro.

Un final apoteósico que culminó por encima (en contra de toda expectativa) de la obra en general, toda ella de sobresaliente. Con cientos de kilométricas serpentinas de papel cayendo durante minutos de lo alto del escenario, los actores se las ingeniaron para terminar la función cubriendo todo el patio de butacas con las mismas, tanto que desde el anfiteatro (donde estábamos nosotros situados) dejamos de ver a decenas de personas, bajo las serpientes de papel que todo lo cubrían.

Una experiencia visual recomendable a más no poder y para toda la familia. Si bien es cierto que existe algún deje de índole sexual que podría ser poco recomendable para los más pequeños, es tan sutil que ninguno podría darse cuenta del significado.

Por reseñar escenas en concreto, podemos recordar aquélla en la que el padre es atravesado de manga a manga (quedando algo así como crucificado) por una lanza, y aun así se las apaña para beber un chupito de vodka y (casi, casi) encenderse un cigarro; aquélla otra en la que el hijo simula a un director de orquesta, exageradamente cómplice con su público; o el arranque del espectáculo, con la madre regando las plantas y, de paso, calando a medio patio de butacas.

Los vimos hace tres días e, inesperadamente, volveríamos de nuevo. Un pase muy recomendable y, repetimos, para todos.

Nota: 4/5
"Semianyki", del Teatro Licedei de San Petersburgo. Reparto: Alexander Gusarov, Olga Eliseeva, Kesyan Ryvkin, Elena Sadkova, Marina Makhaeva, Yulia Sergeeva. Dirección: Boris Petrushanskiy. Duración: 105 minutos.
Teatro Gayarre, 11 de noviembre de 2011.

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