lunes, 10 de octubre de 2011

Concha: Yo lo que quiero es bailar



“Mamá, quiero ser artista” es la canción que abre el nuevo espectáculo de Concha Velasco, “Concha: Yo lo que quiero es bailar”. Se trata de un monólogo autobiográfico musical en el que la actriz y presentadora hace un macro repaso por su vida y su carrera, canta sus grandes éxitos y narra algunos de los textos más famosos a los que ha tenido que enfrentarse.

Así, con casi 72 años, Concha narra, durante dos horas sin descanso, sus experiencias personales en los teatros de toda España, desde que con 10 años actuara por primera vez encima de un escenario.

Pudimos disfrutar de la última función, antes de su estreno oficial en Barcelona esta semana, en el Teatro Gayarre de Pamplona el pasado 9 de octubre. La dirección corre a cargo de José María Pou, con quien Concha ha creado, sin quererlo, un tándem debido al gran éxito de su anterior obra juntos, “La vida por delante”, con la que la Velasco se mantuvo de gira durante más de dos años.

Con más de 100 películas a sus espaldas, otro montón de obras de teatro y musicales y más de 50 años sobre las tablas, es casi un pecado no admitir que Concha Velasco es una de las grandes damas de la escena española. Ello queda presente en esta nueva función, en la que es admirable no sólo lo extenso de su carrera, sino el aguante y la vitalidad con que, pasados los 70, puede ella sola llenar un teatro y actuar sin un solo minuto de respiro durante dos horas.

“Mamá, quiero ser artista”, “Nada”, “El día de los enamorados”, “Las chicas de la Cruz Roja”, “Carmen Carmen”, “Desfilar”, “La primavera miente”, “Sigo aquí” o “La chica ye-ye” son sólo algunos de los temas que la actriz interpreta en este espectáculo, pudiendo chulear de que, con 72 años, todavía sigue teniendo una voz inconfundible. Hay críticos que mantienen que no tendría que tenerse en cuenta la edad de los intérpretes (ni positiva ni negativamente) a la hora de calificar como buena o mala sus interpretaciones, pero en este caso creemos que dicha afirmación, con todo el respeto, es una gran tontería. El hecho de que una mujer que ya tiene nietos pueda enfrentarse a un texto así, cantar y bailar durante, repetimos, dos horas, es admirable.

Por reseñar sólo algunos de los pasajes más divertidos de esta carismática actriz y su nuevo trabajo, es una joya su experiencia con el azucarero en la obra “Buenas noches, madre”, obra que interpretó con Mary Carrillo, otra de las grandes. Cuenta cómo, a pesar de ser muy buenas amigas, encima del escenario eran dos lobas dispuestas a perjudicar como fuera a la otra de tal forma que sólo una de ellas pudiera llevarse todos los aplausos.

Otra de las anécdotas divertidas de la función se centra en “La noche en que no ganó el Goya”. La Velasco narra cómo, nominada por su trabajo en “Más allá del jardín”, se puso en pie antes de que se diera el nombre de la ganadora. Lógicamente (si no, no tendría gracia el asunto), no fue ella, sino Emma Suárez (por “El perro del hortelano”), quien ganó finalmente, pasando Concha un bochorno increíble.

Además, sentenció que al contrario que el resto actores que utilizan métodos conocidos a la hora de meterse en la piel de un personaje, como puede ser el famoso Stanislavski, ella, a lo largo de su carrera, no ha sido otro sino el Staniswhisky, el que más ha utilizado.

Muchas de sus anécdotas muestran lo complicado que es ser actor (y sobre todo lo complicado que lo era cuando ella empezó, antes de los años 60), cómo la envidia corroe las entrañas de muchos intérpretes, dispuestos a cualquier cosa con tal de llevarse el mérito y los aplausos, o cómo, incluso, es la única profesión en la que los trabajadores están dispuestos y encantados de trabajar (valga la redundancia) durante más rato sin necesidad de cobrar mayor cantidad de dinero que los secundarios.

¿Cuál puede ser el principal inconveniente de esta función? No es un caso de Sherlock Holmes, sino que está más bien clarito: el público a quien va dirigido. La gente joven asidua al teatro puede sentirse atraída a asistir a montajes de ficción interpretados por Concha Velasco porque han oído que es buena actriz, como pueden ser los dos últimos textos que ha interpretado (y a los que hemos podido asistir): “La vida por delante” y “Filomena Marturano”. Sin embargo, para dicha juventud que no ha seguido toda la carrera de la artista, el ir a una función en la que una mujer de más de 70 años canta y habla de sus “batallitas”, puede no resultar una premisa lo suficientemente atractiva.

Es cierto que no es la obra de teatro más divertida del mundo, ni la que más se recordará de aquí a unos años (a pesar de que seguro se mantendrá en cartel varios meses por lo menos), pero desde luego sí que se pasan dos horas bastante agradables escuchando la historia y la carrera de una de las actrices de más éxito en el teatro, el cine y la televisión de este país.


Nota: 3,5/5
"Concha, yo lo que quiero es bailar", de José Mª Pou. Reparto: Concha Velasco. Dirección: José Mª Pou. Duración: 115 minutos.
Teatro Gayarre, 9 de octubre de 2011.

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