jueves, 20 de octubre de 2011

Caraband - Nostalgic Waltz



El pasado lunes 17 de octubre tuvimos la oportunidad de disfrutar de uno de los conciertos del grupo navarro Caraband, a los que tenemos el honor de conocer personalmente. Ocurrió en el Civivox de San Jorge en Pamplona, en el que presentaron su primer trabajo, “Nostalgic Waltz”.
Se trata de un grupo de jazz, cuyo director, Carlos Arriezu, es también el compositor y letrista (en inglés, que no tiene poco mérito) de todos los temas (“Nostalgic Waltz”, como decimos). Ya disfrutamos del concierto de presentación del álbum en el Teatro Ideal de Calahorra hace unos meses, y en cuanto nos enteramos de que volvían a tocar por estas inmediaciones no dudamos ni un momento en asistir para verlos de nuevo.

El espectáculo ha ido modificándose a medida que el grupo ha conseguido actuaciones por la zona. De ese modo, aquél de presentación que vimos contaba con la mayoría de las canciones del disco, mientras que esta vez se ha optado por dividir la lista de temas entre las incluidas en el álbum y otras nuevas composiciones de Arriezu u otros clásicos de los que ahora hablaremos.

El concierto se abre con un instrumental “Giant steps”, con el que los intérpretes nos van adentrando en el estilo que mejor conocen. Tras esta introducción, la banda pasa automáticamente a interpretar “Knight hero of 21st Century”, ya con la colaboración de su actual vocalista, Puri Santamaría, hacia la que sólo tenemos halagos. Como demuestran, no hay necesidad de presentar muy a fondo las canciones, pues es cierto que no son conocidas (de momento). Sin embargo, esto no es razón para argumentar que dichos temas sean peores en calidad que otros compuestos por alguien con más experiencia en el mundillo, ya que consiguieron transportarnos durante hora y cuarto a un estado de tranquilidad del que nos costó bastante salir una vez finalizó su recital.

Poco después vino “Tears in your eyes”, otra de las canciones del disco, un estándar tranquilo con un precioso solo de Iván San Miguel, contrabajo, que fue animándose con los dos siguientes temas, “Understand up” (con el que explican lo que el jazz significa para ellos) y “Always”. De ésta última nos sorprendió muy gratamente el estribillo, uno de los más bonitos y agradables (sin desmerecer a ningún otro) de todo el recital.

Continuaron con el tema que da título al proyecto, “Nostalgic waltz”, un número extremadamente complicado vocalmente (o eso nos pareció), con muchos saltos y diferencias armónicas en el acompañamiento que hacían de la canción una de las más completas de la noche, pues contrasta, en tan sólo cinco minutos, momentos más animados con otros más calmados. Aunque el ritmo (la velocidad) no cambie, sí que el apoyo de la batería hace que, dentro de una misma canción, parezca que escuchas tres distintas. La letra es un sentido recuerdo y homenaje hacia esos años de infancia en los que experimentábamos por primera vez con todo tipo de cosas.

A continuación, vino uno de los momentos más especiales del concierto, en el que sólo piano y voz interpretaron el clásico tradicional irlandés “Danny boy”, tema al que, desde este blog, tenemos especial cariño desde que hace unos cuatro años escucháramos la versión de la fallecida Eva Cassidy, el cual nos ha arrebatado más de una lágrima. Fue una sorpresa muy grata el escuchar dicho clásico rearmonizado hacia el jazz por Carlos e interpretado por Puri.

Tras presentar a los cinco músicos que componen el grupo, encaminaron la segunda etapa del concierto hacia un estilo más movido, con los dos siguientes temas, “Easy joy” y “Five”, ambos excelentes. Sobre todo éste último mostraba una gran diferencia (hacia mejor) con respecto a la grabación del disco debido al apoyo que los músicos otorgaban a la voz, con ese 5 por 4 tan típico del jazz más marcado, principalmente por batería y bajo.

Tras “Summer nights”, con el que Alberto Arteta, el saxo, se lució a más no poder, vino “Blues at the bridge”, con un scat bastante importante por parte de la vocalista. Y casi para finalizar, nos deleitaron con “Cowboy”, el número más marchoso del concierto y que, pensamos, contiene en su letra una dedicatoria muy especial.

Por último, despidieron este completo recital con “My solitude”, uno de las composiciones incluidas en “Nostalgic waltz”, con el que Carlos Arriezu, pianista del concierto y, como decimos, compositor de todos los temas, pudo dejarnos con la boca abierta a todo el personal con el fantástico solo de piano que interpretó como introducción. Como colofón, su hermano, el batería Joselu Arriezu nos otorgó otro de esos solos que recordaremos por mucho tiempo, antes del estribillo final, que cerró el concierto.

Poco queda por decir, salvo felicitar a cada uno de los músicos por el disco y el espectáculo y que, esperamos, sean sólo un comienzo de los muchos encuentros que tengamos a partir de ahora.

(Pedimos disculpas si hemos confundido el título de alguno de los temas, pero no podemos comprobar su verdadero nombre en ningún sitio, al ser nuevas composiciones.)

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