sábado, 11 de enero de 2014

Carlota


Mihura es uno de nuestros mejores autores. Nadie puede discutir la inteligente acidez de su comedia, ni su habilidad para encadenarla con un buen melodrama. Sin embargo, no todo lo escrito por un genio tiene por ello que ser espectacular.

“Carlota”, texto que se representa actualmente en el María Guerrero de Madrid es una comedia policiaca ambientada a comienzos del S.XX. El propio Mihura dijo que su primera intención era escribir una comedia asequible, con mucha trama, y sin embargo llegó a confesar que no sabía realmente qué clase de comedia era había construido finalmente.

El argumento es una especie de fábula parecida al archiconocido “Pedro y el lobo”. La protagonista inventa una serie de argucias para conseguir el interés continuo de su marido y finalmente éstas se vuelven en su contra. El principal atractivo de la obra reside en que es una sucesión de flashbacks que perfilan una historia de la que conocemos primero el final.

Las comedias de Mihura reclaman un esfuerzo adicional por parte del espectador, que no ha de perder detalle de todos los diálogos enrevesados que contiene el texto. Pues bien, ni con la máxima atención uno puede captar ni seguir una historia que termina por ser demasiado enrevesada para lo que realmente contiene, lo que culpa no al montaje ni a la dirección, sino al propio texto en sí. Siempre se ha oído que “Carlota” no es el mejor Mihura, y por algo será.

Es cierto que este montaje en concreto suma al texto diversos elementos muy atractivos. En primer lugar, la introducción proyectada aporta un ambiente cinematográfico muy acertado para este tipo de obra, así como el humo utilizado al comienzo. Sin embargo, termina por ser demasiado y las primeras filas no resultan cómodas.

El vestuario es espectacular, mientras que la escenografía, ambos de Felype de Lima, es arriesgada, juega con las inclinaciones, casi simulando que la casa de los Barrintong se vuelca sobre el patio de butacas. Que las entradas y salidas no se distingan bien por parte del público consigue en ocasiones que la atención recaiga sobre el propio escenario y se coma a los actores, lo que resulta algo disuasorio.

Sin embargo, el principal reclamo del montaje es la vuelta a los escenarios de la actriz Carmen Maura. En cine es estupenda, pero lleva veintisiete años sin pisar los escenarios, y eso se nota. Nunca puede utilizarse como un atractivo para una obra de teatro que su protagonista vuelva tras una ausencia de treinta años a unos escenarios de los que antes tampoco fue muy asidua. Se le nota insegura, con algún tropiezo con el texto y aunque usando muchos matices que aporta la experiencia en cine, con mucha menos soltura que el resto. El reparto está muy bien dirigido de forma coral, todos muy ajustados a sus complicados personajes, consiguiendo que nadie más destaque ni caiga bajo el resto, tarea de interpretación bastante complicada en este caso.

En resumen, “Carlota” es un montaje entretenido, pero de una dirección muy dinámica, con diálogos que van atropellándose entre sí, lo cual añadido a un texto poco claro, termina por confundir al espectador. Aun así, se trata de una forma distinta de ver teatro, con un toque cinematográfico muy acertado y de interpretaciones correctas. Permanecerá en la principal del María Guerrero hasta el 2 de febrero.

Valoración: 2,5/5
“Carlota”, de Miguel Mihura. Reparto: Carmen Maura, Alberto Jiménez, Pilar Castro, Vicente Díez, Pedro G. de las Heras, Natalia Hernández, Jorge Machín, Antonia Paso, Carlos Seguí, Alfonso Vallejo. Dirección: Mariano de Paco. Duración: 120 minutos.

Teatro María Guerrero, 28 de diciembre de 2013.

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