Todos
sabemos que el amor se nos puede presentar en el momento y lugar más insospechados. Pero, ¿es eso un seguro a largo plazo? ¿Funcionará en un futuro
a pesar de que ambas personas pertenezcan a mundos completamente distintos? Es
el curioso, aunque trillado tema que presenta el montaje “El tipo de al lado”,
todavía en gira por España al menos hasta marzo de 2013, tras más de un año de
representaciones alabado por crítica y público.
Un
montaje dirigido o interpretado por el maestro José Mª Pou es, por lo general, una
promesa de éxito, aunque todos los grandes tienen sus batacazos. Claro ejemplo
es el “Babel” representado actualmente en Madrid y dirigido por Tamzin
Townsend, tan vapuleado por la crítica; así como la variabilidad, en ocasiones
casi perfecta y en otras casi mediocre de la longeva compañía Els Joglars.
En
este caso no hablamos de un batacazo en absoluto, pues su andadura es larga y
lo seguirá siendo, por lo curioso de su propuesta y sus notables
interpretaciones, pero es, por desgracia, un tema que, aunque se nos presente
de manera tan peculiar y tenga pasajes tan divertidos, es difícil que nos
sorprenda.
“El
tipo de al lado” habla de la historia de amor que surge entre dos personas
totalmente opuestas que se encuentran asiduamente en un cementerio. Él es un
hombre de granja que visita a su difunta madre para contarle sus apasionantes
progresos con las vacas y el ganado en general; ella, una especie de rata de
biblioteca que ama los libros pero que busca desesperadamente alguien que pueda
llenar el vacío que dejó su fallecido esposo, hace aproximadamente medio año.
Sin
embargo, lo interesante de la propuesta es observar cómo ellos mismos se van
dando cuenta, tras el flechazo inicial y varios encuentros, quizá forzados por
la necesidad de alguien con quien compartir su vida y la imposibilidad de
encontrar a nadie dispuesto para tal fin, que su camino es imposible de
transitar, si pretenden trazarlo juntos.
En
el programa de mano figura un diálogo de la obra muy curioso:
-“¿Has
leído algo bueno últimamente?”
-“Schopenhauer.
¿Y tú?”
-“Guía
de la cría de ganado vacuno. Salud, manejo y reproducción”.
-“La
visión del mundo que tiene Schopenhauer es brutal”.
-“Y
en la guía vienen unas vacas que ni te cuento”.
Pou
nos indica, acertadamente, que no es un diálogo de besugos ni mucho menos, sino
los pensamientos más profundos de dos seres completamente cuerdos y sensatos,
cada uno con sus preocupaciones e intereses, cada uno con ganas del otro y,
sobre todo, con necesidad del otro, como decimos. ¿Lograrán encontrar un puente
entre ambos mundos o no funcionará?
Los
personajes están interpretados por Maribel Verdú y Antonio Molero. Ella, actriz
principalmente de cine; él, por lo general, de televisión, aunque ya
compartieran escenario en la fantástica “Un dios salvaje”, de Reza, y se note a
la legua su complicidad y entendimiento sobre las tablas. En este caso nos
convenció más él, aunque quizá construya un personaje al que ya nos tiene
acostumbrados. Ella, puede que por el pobre vestuario que le asignan (en
absoluto es el suyo un personaje tan monjil ni beato como su ropa lo representa),
se nos presenta algo desvirtuada, como si no comprendiéramos del todo su
personalidad ni sus cambios de humor. También es posible que esto se deba a que
su personaje es más complicado de escribir que el masculino, en este caso.
La
escenografía es sencilla, con unos bancos que van moviéndose para simular
distintos escenarios, y al fondo un césped en cuesta (sobre el que Verdú tenía
dificultades para mantenerse quieta y erguida debido, de nuevo, al vestuario)
que representa distintos espacios. Es un planteamiento curioso que suma algún
punto a esta correcta adaptación, agradable manera de pasar un buen rato y que
nos plantea un tema que, por desgracia, no resultará muy novedoso para nadie.
Valoración:
3/5
“El
tipo de al lado”, de Katarina Mazetti. Adaptación: Alain Ganas. Reparto:
Maribel Verdú y Antonio Molero. Dirección: José Mª Pou. Duración: 85 minutos.
Teatro
Gayarre, 20 de septiembre de 2012.
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