miércoles, 25 de junio de 2014

La bella de Amherst (Emily Dickinson)


Encara su última semana una de las obras más bellas del cartel teatral madrileño. Se trata del monólogo “La bella de Amherst”, que puede verse en la Sala Guindalera. Con trabajo, dedicación y sensibilidad infinitas, apoyados por pequeñas aportaciones del público (denominados “micromecenas”), la sala ha conseguido levantar un montaje que hizo conseguir a su actriz original, Julie Harris, el premio Tony a la mejor actriz en 1976.

Escrita por William Luce y tremendamente bien dirigida por Juan Pastor, “La bella de Amherst” narra en primera persona la historia de la famosa poetisa Emily Dickinson entre 1830 y 1886. Es ella quien narra su visión y los acontecimientos que considera importantes, no aquellos que más se recuerdan, y los enlaza con poemas, cartas y demás escritos que ayudan a perfilar a las personas con las que compartió su vida.

Quizá intencionadamente, quizá no, Luce consiguió con este texto algo parecido a lo que sucedía con la Helena de Troya en “Juicio a una zorra”, de Miguel del Arco: redimir de prejuicios establecidos a personajes ilustres que no han recibido muy buen trato en el pasado. No ha sido nunca fácil comprender qué poblaba la mente de Emily Dickinson al escribir unos poemas tan obtusos y a la vez tan bellos, ni cómo podía adorar la naturaleza y a la vez permanecer encerrada en su habitación durante años. De hecho, sólo unos pocos poemas vieron la luz mientras vivió, y siempre bajo seudónimo. El montaje ayuda a entender a Emily y sus decisiones, y a que el espectador valore la importancia de un personaje tan ilustre y adelantado a su tiempo y lo respete, tanto si finalmente se encuentra o no de acuerdo con él.

María Pastor mete a Emily en su piel y vuelve a sumar otro rico personaje a su trayectoria. Pasa por un innumerable e hipnótico abanico de emociones, y es incansable en escena, llenando el escenario tanto como si fuera una obra coral. No da un respiro al espectador, que se levanta de la butaca rejuvenecido, más inteligente, sensible y con un apetito voraz de teatro y poesía. No está de más repetir que es una de las mejores intérpretes teatrales que tenemos actualmente.

Se trata de un montaje necesario, de visionado obligado para todo amante del arte y del propio día a día. Además, desde la ya preciosa primera función previa, que tuvimos el lujo de presenciar antes del estreno, hasta la actualidad, ha evolucionado muchísimo, llegando a un punto mucho más cercano y accesible, sin necesidad de haber hecho más comercial el producto.

Por último, es imprescindible volver a recordar que salas como la Guindalera requieren de nuestra ayuda. Dada la preparación y excelencia con que presentan cada nuevo montaje y por el respeto y cariño con que tratan a los espectadores, no deberían estar experimentando tantas dificultades, principalmente porque su buen hacer nunca se ha caracterizado por un principio derrochador, sino de economía de medios.

Sólo restan cuatro funciones de esta joya, de jueves a domingo. Por favor, no se la pierdan y llenen la sala.

Valoración: 5/5
“La bella de Amherst”, de William Luce. Intérprete: María Pastor. Dirección: Juan Pastor. Duración: 90 minutos.
Sala Guindalera, 2 de mayo y 13 de junio de 2014.

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