jueves, 3 de abril de 2014

Una vida robada


Si existe un tema que ha alcanzado el auge y se ha expandido como la pólvora en España en los últimos años es el de los niños robados. Inmediatamente tras el pistoletazo de salida, autores, compositores y demás exponentes de nuestra cultura comenzaron a crear nuevas piezas acerca del bombazo en cuestión.

Claro ejemplo es la obra teatral “Una vida robada”, firmada por Antonio Muñoz de Mesa, uno de los autores más prolíficos de nuestra escena (además de director, cantante y actor). Actualmente tiene en cartel la excelente “La visita” en la Pensión de las Pulgas y gira con esta “vida robada” y con la también estupenda “Otro gran teatro del mundo” para los más pequeños. Además, prepara un nuevo musical infantil bilingüe basado en “Romeo y Julieta”, de Shakespeare.

Muñoz de Mesa, que tiene en su historial textos de tan distinta índole como la divertidísima “Torrijas de cerdo” o la intrigante “La visita” (aprovechamos para volver a recomendarla), sorprende con este descafeinado trabajo, por desgracia, por debajo de las expectativas creadas.

La obra es una sucesión de escenas cortas, algunas no muy necesarias, que van anticipando un final bastante esperable. Y es que aun siendo tarea complicada sólo con cuatro actores, se habría agradecido algo más de despiste. Otra salida podría haber sido la de perfilar mejor los personajes; las intenciones de todos se plantean de forma muy brusca y demasiado clara, y no se deja ningún trabajo de averiguación al espectador. Quizá sea ese uso de escenas cortas lo que no permite acelerar a la obra; justo cuando un diálogo está empezando a enganchar al público, termina, y lo desconecta de nuevo.

El reparto tampoco es que brille en ningún momento. Destacan los veteranos Asunción Balaguer, de incansable encanto, y Carlos Álvarez-Nóvoa, que aporta el toque cómico a la obra. Ellos dos se comen con patatas y sin esfuerzo a sus jóvenes partenaires, principalmente por cuestión de experiencia y de saber estar, no por papeles lucidos. Ruth Gabriel, aun teniendo el personaje que provoca el conflicto, pasa bastante desapercibida y en ocasiones ni se le entiende el texto. De Liberto Rabal sorprenden para bien sus momentos calmados y su claridad de voz, pero en cuanto la tensión crece un mínimo, también la falta de control.

Otro evidente punto en contra es la innecesaria presencia del personaje de Balaguer. Si bien el espectador está deseoso de que aparezca en escena (pocas actrices hay más queridas que ella), no termina de entenderse qué hace una anciana de su edad cuidando al enfermo doctor tantos años después de haberse jubilado ambos, y además bajo ese continuo maltrato psicológico. O se explica muy de soslayo, o es un dato que no queda claro.

A pesar de esto, se trata de un montaje entretenido, en ningún momento aburrido, pero que no contiene el punto distintivo que un tema tan sumamente trillado necesita para desmarcarse, en primer lugar por errores de texto, y en último por tema de dirección e interpretación.

Valoración: 2/5
“Una vida robada”, de Antonio Muñoz de Mesa. Reparto: Asunción Balaguer, Carlos Álvarez-Nóvoa, Ruth Gabriel, Liberto Rabal. Dirección: Julián Fuentes Reta, Antonio Muñoz de Mesa. Duración: 75 minutos.
Teatro Gayarre, 29 de marzo de 2014.

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