sábado, 27 de julio de 2013

La dama duende


Hace algo más de un mes nos dejó quien siempre será uno de los mejores directores de escena que ha dado el mundo del teatro en España. Se trata de Miguel Narros, profesional de trayectoria intachable. Catedrático de la Real Escuela de Arte Dramático y Premio Nacional de Teatro en dos ocasiones, además de multitud de otros premios en su haber. Fue director de más de cincuenta obras profesionales, siempre poniendo en pie a los dramaturgos más importantes de la historia. Claros ejemplos son Lorca (“Yerma”, 2012; “Doña Rosita la soltera”, 2004), Chejov (“Tio Vania”, 2002; “Las tres hermanas”, 1960), Miller (“Panorama desde el puente”, 2000), Shakespeare (“Sueño de una noche de verano”, 1986; “El Rey Lear”, 1967) o Strindberg (“La señorita Julia”, 1961), entre muchos otros.

Sin saberlo, nos ha dejado un legado precioso, de nuevo mostrando qué era lo que mejor sabía hacer. Hace escasos meses se estrenó “La dama duende”, de Calderón de la Barca. Narros ha acertado en multitud de ocasiones, aunque también falló en muchas otras. No es cuestión de, innecesariamente, ensalzar una figura que por sí sola permanecerá como un referente teatral (pero los referentes siguen siendo humanos, con éxitos y fracasos). Lo mismo pasa con este clásico; tiene sus puntos fuertes y sus flaquezas.

Por suerte, “La dama duende” es un montaje que gustará y que, como queda apuntado, servirá como despedida. Se trata de una divertida historia de amor encuadrada en el subgénero de capa y espada. No es, por tanto, ni la mejor ni una obra al uso de Calderón (sería apenas un año después cuando magistralmente trazó “La vida es sueño”), pero sí que son reconocibles esos densos versos que esconden mucho más de lo que dicen, y ya de por sí no cuentan poco. Quizá lo más curioso de esta pieza es el intercambio de papeles en el cortejo. Esta vez es la dama “invisible” quien va enamorando al caballero, y no al revés, llegando a pensar éste que se trata de un duende que se cuela en su habitación a dejarle mensajes.

El principal problema de la producción es el largo metraje. Son dos horas y media largas para contar una historia bellamente escrita, pero que no pasa de ser un ligero cuento de amor entre dos personas que no se conocen. Es honroso el mérito que conlleva ser escrita a comienzos del S.XVII, pero por muchas visiones ocultas que se busquen al texto para ensalzarlo (enfrentamientos entre hermanos, encerramiento casi monjil de la dama, la oscuridad general, etc.), la trama no encierra más.

Vestuario y escenografía son correctos, sin que nada resalte en exceso, pues a lo que quiere darse importancia es claramente al verso y a los actores. El reparto es muy solvente, salvo en contadas ocasiones. A la dama, Doña Ángela (Palazón) le cuesta arrancar, y tiene ciertos problemas de voz en comparación con sus partenaires, si bien también influye que el resto clama el verso a un volumen innecesariamente alto, como marca últimamente la tradición. Hay que esforzarse porque cada sílaba llegue al espectador, cierto, pero no es la única solución la de gritarlo. Aun así, en un cuento de personajes tan histriónicos y exagerados, no resulta molesto un tono más elevado, si bien hay que cuidar que el equipo sea compacto en ese sentido.

Excelente el Don Manuel de Chema León, defendiendo un texto que pocos actores podrían aprenderse y comprender tan bien, aportándole ese toque bobalicón y enamoradizo; y sublime y divertidísimo el Cosme de Iván Hermes. Gracioso, pero mucho más forzado el Don Luis de Marcial Álvarez, que a pesar de ello, gustó y gustará allá donde vaya. Y excepcional por último la Isabel de Mona Martínez; así se construye un papel secundario. Si un papel está bien escrito y se defiende como debe, no importa que sea pequeño, pues se deja ver, y mucho.

En septiembre, el montaje tendrá la parada que merece en el Teatro Español. Se plantea como un homenaje al que fue director del mismo edificio en dos ocasiones, pero es cierto que la calidad del montaje y del reparto lo merece. Se nota que el director pidió a los actores para esta obra la vida que él mismo veía que se le marchaba, y lo consiguió. Recomendable.

Valoración: 3,5/5
“La dama duende”, de Pedro Calderón de la Barca. Reparto: Chema León, Iván Hermes, Diana Palazón, Marcial Álvarez, Mona Martínez, Emilio Gomez, Eva Marciel, Paloma Montero, Antonio Escribano. Director: Miguel Narros. Duración: 155 minutos.
La Cava, Festival de Teatro Clásico de Olite, 24 de julio de 2013.

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