sábado, 10 de mayo de 2014

Dorian


¿Cómo de poderosa es la ambición? En ocasiones es superior al poder del dinero, del amor, del sentido común. El deseo es el hilo conductor de la archiconocida novela de Oscar Wilde, "El retrato de Dorian Gray", y el sexual es el predominante en la versión que el autor Carlos Be ha tomado y llevado a su terreno más absoluto.

La historia de Dorian Gray es harto conocida, por lo que sobra comentarla. De hecho, este montaje es distinto y su trama huye de todo lo fantástico del texto original para centrarse en lo terrenal y carnal. No podría esperarse otra cosa salvo una nueva vuelta de tuerca en ese templo recién nacido, esa bendición llamada Pensión de las Pulgas, en la que además de disfrutar de textos novedosos alternativos, hay cabida para clásicos modernizados como la apabullante MBIG o este Dorian.

En esta ocasión, se traslada la historia desde el siglo XIX original a nuestros tiempos, aunque en ocasiones no se muestre clara la época que se representa. Algunos pasajes parecen intemporales, poco enmarcados en el tiempo -para intencionadamente resaltar que los temas de la piel no pertenecen a una época concreta-. Otros, como el momento en la discoteca o la escena de sado son bastante más reconocibles como actuales, si bien tampoco aportan mucho a la historia más allá de la provocación que suscitan, que no es poca.

Los pasajes musicales funcionan, no sobran, pero son simplemente decorativos. Y si hay que elegir un tema para el montaje, no hay letra más apropiada que la de “Il venait d’avoir 18 ans”, aunque para rizar el rizo, se agradecería un mejor acento francés. Chirría un poco, por mucho que Dalida lo cantara así (siempre distó de estar bien pronunciado). Si por el contrario, el acento es consciente y pretendido, no hay problema, pero entra dentro de los gustos disfrutarlo más o menos. Por su parte, la canción en la discoteca se agradece por el momento de respiro que concede al público.

En cuanto al reparto, Carlos López compone un Dorian correctamente inocente e intimidado al inicio, en los pasajes con más personajes en escena, dada la inicial inexperiencia y juventud del joven. Aun así, y debido al cambio de trama, no demuestra demasiada progresión en un papel que en la novela se caracteriza por tener un recorrido emocional bestial y queda inevitablemente eclipsado por un reparto muy solvente. Aquí ya no hay ese narcisismo que iba creciendo dentro del joven, no se refleja esa admiración por sí mismo, sino que se opta por dejar muy clara la del resto hacia él. Cada personaje ansía por poseer en sí mismo la juventud y la belleza de Dorian, por lo que la tensión sexual es siempre palpable, al ser lo más cerca que estarán de poseer esas cualidades ya perdidas. Es un acercamiento distinto a Wilde que gana en ciertos puntos y pierde en otros.

El resto del reparto es espléndido, sin excepción. Por supuesto, merecen mención especial las tres damas. Por mucho que el reparto sea íntegramente masculino, los tres personajes femeninos acaban por resultar más creíbles que si fueran interpretados por muchas actrices. Y dentro de cada actor, los tres han definido mejor a Victoria, Sybil y Agatha que a los correspondientes masculinos. Hay que destacar obligatoriamente a Victoria, uno de los papeles más desconcertantes nunca vistos. Es tal la indecisión que cada vez que dice una frase no se sabe si es irónica, desesperada o simplemente graciosa, con lo que el público suelta una risilla nerviosa para compensarlo. Magistral.

No hay peor cosa que comparar, pero tampoco es tan descabellado hacerlo en dos montajes que tiran de hilo de la ambición. Es además inevitable siendo “Dorian” el sucesor de “MBIG” en la Pensión de las Pulgas. Así como en aquél la adaptación del texto de Shakespeare funcionaba a la perfección, en este Dorian hay un halo de encorsetamiento por las apabullantes frases de Wilde, como si no terminase por funcionar la versión al cien por cien. Siendo una propuesta muy rompedora, novedosa y atractiva (principalmente para un sector concreto), hay algunos pasajes concretos que no fluyen del todo y hacen que la atención se pierda.

Sin embargo, en otros momentos la atención está muy cuidada e inteligentemente dirigida a un punto concreto. Si nos fijamos en los momentos más chocantes visualmente, es un tremendo acierto que los personajes ya estén en acción una vez el público entra en las distintas habitaciones. Para cuando comienzan los diálogos, la inicial provocación ya ha llegado, está visto todo, y es momento de que el espectador se pueda centrar en el texto.

Se trata de un espectáculo muy recomendable para quien no haya visitado nunca los espacios teatrales emergentes del momento. Casi todo lo que allí se muestra son, además de montajes muy sólidos, verdaderas experiencias teatrales. Quedan sólo dos oportunidades para ésta: 13 y 20 de mayo. Vayan.

Valoración: 3,5/5
“Dorian”, de Carlos Be, sobre la novela “El retrato de Dorian Gray”, de Oscar Wilde. Reparto: Jorge Cabrera, Francisco Dávila, David González, Carlos López, Javier Prieto, Alfonso Torregrosa. Dirección: Carlos Be. Duración: 105 minutos.

La Pensión de las Pulgas, 1 de mayo de 2014.

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