¿Cómo
de poderosa es la ambición? En ocasiones es superior al poder del dinero, del
amor, del sentido común. El deseo es el hilo conductor de la archiconocida
novela de Oscar Wilde, "El retrato de Dorian Gray", y el sexual es el
predominante en la versión que el autor Carlos Be ha tomado y llevado a su
terreno más absoluto.
La
historia de Dorian Gray es harto conocida, por lo que sobra comentarla. De
hecho, este montaje es distinto y su trama huye de todo lo fantástico del texto
original para centrarse en lo terrenal y carnal. No podría esperarse otra cosa
salvo una nueva vuelta de tuerca en ese templo recién nacido, esa bendición
llamada Pensión de las Pulgas, en la que además de disfrutar de textos
novedosos alternativos, hay cabida para clásicos modernizados como la
apabullante MBIG o este Dorian.
En
esta ocasión, se traslada la historia desde el siglo XIX original a nuestros
tiempos, aunque en ocasiones no se muestre clara la época que se representa.
Algunos pasajes parecen intemporales, poco enmarcados en el tiempo -para
intencionadamente resaltar que los temas de la piel no pertenecen a una época
concreta-. Otros, como el momento en la discoteca o la escena de sado son
bastante más reconocibles como actuales, si bien tampoco aportan mucho a la
historia más allá de la provocación que suscitan, que no es poca.
Los
pasajes musicales funcionan, no sobran, pero son simplemente decorativos. Y si
hay que elegir un tema para el montaje, no hay letra más apropiada que la de
“Il venait d’avoir 18 ans”, aunque para rizar el rizo, se agradecería un mejor
acento francés. Chirría un poco, por mucho que Dalida lo cantara así (siempre
distó de estar bien pronunciado). Si por el contrario, el acento es consciente
y pretendido, no hay problema, pero entra dentro de los gustos disfrutarlo más
o menos. Por su parte, la canción en la discoteca se agradece por el momento de
respiro que concede al público.
En
cuanto al reparto, Carlos López compone un Dorian correctamente inocente e
intimidado al inicio, en los pasajes con más personajes en escena, dada la
inicial inexperiencia y juventud del joven. Aun así, y debido al cambio de
trama, no demuestra demasiada progresión en un papel que en la novela se
caracteriza por tener un recorrido emocional bestial y queda inevitablemente
eclipsado por un reparto muy solvente. Aquí ya no hay ese narcisismo que iba
creciendo dentro del joven, no se refleja esa admiración por sí mismo, sino que
se opta por dejar muy clara la del resto hacia él. Cada personaje ansía por
poseer en sí mismo la juventud y la belleza de Dorian, por lo que la tensión
sexual es siempre palpable, al ser lo más cerca que estarán de poseer esas
cualidades ya perdidas. Es un acercamiento distinto a Wilde que gana en ciertos
puntos y pierde en otros.
El
resto del reparto es espléndido, sin excepción. Por supuesto, merecen mención
especial las tres damas. Por mucho que el reparto sea íntegramente masculino,
los tres personajes femeninos acaban por resultar más creíbles que si fueran
interpretados por muchas actrices. Y dentro de cada actor, los tres han
definido mejor a Victoria, Sybil y Agatha que a los correspondientes
masculinos. Hay que destacar obligatoriamente a Victoria, uno de los papeles
más desconcertantes nunca vistos. Es tal la indecisión que cada vez que dice
una frase no se sabe si es irónica, desesperada o simplemente graciosa, con lo
que el público suelta una risilla nerviosa para compensarlo. Magistral.
No
hay peor cosa que comparar, pero tampoco es tan descabellado hacerlo en dos
montajes que tiran de hilo de la ambición. Es además inevitable siendo “Dorian”
el sucesor de “MBIG” en la Pensión de las Pulgas. Así como en aquél la
adaptación del texto de Shakespeare funcionaba a la perfección, en este Dorian
hay un halo de encorsetamiento por las apabullantes frases de Wilde, como si no
terminase por funcionar la versión al cien por cien. Siendo una propuesta muy
rompedora, novedosa y atractiva (principalmente para un sector concreto), hay
algunos pasajes concretos que no fluyen del todo y hacen que la atención se
pierda.
Sin
embargo, en otros momentos la atención está muy cuidada e inteligentemente
dirigida a un punto concreto. Si nos fijamos en los momentos más chocantes
visualmente, es un tremendo acierto que los personajes ya estén en acción una
vez el público entra en las distintas habitaciones. Para cuando comienzan los diálogos,
la inicial provocación ya ha llegado, está visto todo, y es momento de que el
espectador se pueda centrar en el texto.
Se
trata de un espectáculo muy recomendable para quien no haya visitado nunca los
espacios teatrales emergentes del momento. Casi todo lo que allí se muestra
son, además de montajes muy sólidos, verdaderas experiencias teatrales. Quedan
sólo dos oportunidades para ésta: 13 y 20 de mayo. Vayan.
Valoración:
3,5/5
“Dorian”,
de Carlos Be, sobre la novela “El retrato de Dorian Gray”, de Oscar Wilde.
Reparto: Jorge Cabrera, Francisco Dávila, David González, Carlos López, Javier
Prieto, Alfonso Torregrosa. Dirección: Carlos Be. Duración: 105 minutos.
La
Pensión de las Pulgas, 1 de mayo de 2014.
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