“Petit
Pierre” cuenta la historia real de Pierre Avezard, un niño nacido de forma
prematura en 1902, y que pese a su discapacidad y a los brutales
acontecimientos vividos en la Europa de comienzos de siglo, fue capaz de no
perder su inocencia viviendo ajeno a todo lo que sucedía a su alrededor.
Pierre,
a partir de pequeñas piezas de hojalata y materiales abandonados que iba
encontrando, comenzó a crear un carrusel que, además de ser peculiarmente bello
y divertido, servía para alimentar a su ganado mediante una curiosa lanzadera
de remolachas. El carrusel llegó a medir 1.500 metros cuadrados, y acabó
expuesto en un museo francés, abierto al público todos los domingos. Una de las
espectadoras fue la autora de esta narración, Suzanne Lebeau.
Contada
en forma de cuento o fábula, la historia de este personaje consigue atrapar al
espectador, en gran parte por el formato tan exótico y especial de su
narración, pocas veces visto. Son Jaume Policarpo y Adriana Ozores –ésta la
única que habla- los encargados de transmitir su historia, en un complejo quasi-monólogo
a contrarreloj en el que se intercala historia y coreografía utilizando la especial
escenografía (una simulación del carrusel) como si de un tercer actor se tratase.
Ozores
realiza un trabajo actoral espléndido y consigue transmitir un sinfín de
emociones. Consigue que el público desconozca si el narrador es hombre o mujer,
aportando bestialidad en algunos fragmentos, y una humanidad desbordante en
otros, sin perder esa dicción exquisita que la caracteriza. Su química con Policarpo
–un inmejorable Pierre- es casi palpable desde el patio de butacas, llegando a
lo que para ellos, seguro, es casi un ejercicio de comunión.
El
único reproche que puede tener este precioso montaje es cómo pueda adaptarse a
las salas en que se represente. Éstas han de tener un aforo muy reducido, de
forma que no más de unas pocas filas reciban el espectáculo. Puede representarse
sin problema en grandes auditorios, y de hecho esta crítica pertenece a la
representación en el teatro Gayarre, pero por la opinión del público, la
sensación recibida varía demasiado a escasos metros que en las últimas filas.
Da
gusto poder experimentar como espectador un espectáculo diferente, y es
tremendamente atractivo que caras conocidas como Adriana Ozores, alejada
durante tres años del teatro, escoja embarcarse en un montaje necesario, diferente
e inesperadamente didáctico, sin dejar de resultar entretenido. Además, esta unión
entre grandes nombres y compañías más discretas como la valenciana Bambalina aporta
gran riqueza a nuestro engranaje teatral. Muy recomendable.
Valoración:
4/5
“Petit
Pierre”, de Suzanne Lebeau. Reparto: Adriana Ozores, Jaume Policarpo.
Dirección: Carles Alfaro. Duración: 60 minutos.
Teatro
Gayarre, 14 de marzo de 2014.
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